GASTRONOMÍA CON PUCHEU
La cata de vinos no es un arte difícil
Todo aquel que pueda oler la diferencia existente entre un mango y un guineo y que pueda establecer la diferencia de sabor entre una piña y una naranja, estará en capacidad de catar vinos. Estos son los pasos que lo ayudarán al momento de hacer una cata: Escoja un área iluminada para poder apreciar los colores del vino. Elimine los olores a tabaco, velas aromáticas, perfumes, ambientadores, etc., porque los olores fuertes afectan la apreciación. Tenga a mano de 3 a 4 copas limpias y transparentes. Tenga agua para limpiarse el paladar. Determine si la cata se hará “etiquetada” o a “ciegas”, si se decide por esta última coloque la botella en una funda porque los invitados no se deben influenciar por una marca, un país o una variedad de uva. Tenga en mano un lapicero y un cuaderno para tomar notas. Dele puntuación a los vinos del 1 al 100. Los blancos deberán probarse antes de los tintos. Sirva un poco de vino en la copa. Vaya despacio y ponga atención a los olores y sabores. Agite la copa en movimientos giratorios para que los aromas del vino se vaporicen en el aire y usted pueda olerlos. Tome un sorbo mediano, manténgalo en la boca como si lo estuviera masticando. Lo que pasa en la bocaCuando el vino entra en la boca y usted “lo mastica” lentamente, las diferentes partes de la lengua perciben diferentes sensaciones: la dulzura en la punta de la lengua, la acidez en los lados de la lengua y el amargo en la parte de atrás de la lengua. Cuando el vino está en la boca, se debe abrir un poco para que entre aire que permita enviar los componentes volátiles desde el fondo de la boca hasta el bulbo olfativo. No trague (o escupa) hasta que no haya obtenido un sentido de los sabores. Entonces preste atención al sabor que ha quedado en la boca, conocido como “final”. El sabor del vino lo determina la uva con la cual ha sido elaborado.