Aguas frescas

Hay Esperanza

Felicidades madre, que Dios te bendiga, que alegre tu corazón, renueve tus fuerzas y abra tus ojos para que veas que no todo está perdido

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Francia Tejera de AponteSanto Domingo

Jocabed era una joven mujer hebrea que le tocó estar embarazada en los días en que Faraón, rey de Egipto, ordenó al pueblo que echaran al río a todos los bebés hebreos que nacieran varón. La noticia del embarazo trajo alegría a Jocabed, pero en pocos meses su gozo se esfumó. Nació varón. Nació Moisés, el libertador de Israel. La chica sintió temor, por eso lo escondió, no quería que le matarán a su hijo. Su esfuerzo, aunque valeroso, no fue suficiente porque al cabo de tres meses no pudo retenerlo más, lo echarían al río. Jocabed logró notoriedad por su sabía decisión. Si el río era inevitable, lo haría bien. Así que preparó una arquilla utilizando materiales impermeables, de ese modo era menos probable que se ahogara su bebé en las caudalosas aguas del Nilo. Leer sobre Jocabed me impactó tanto, porque me identifiqué con ella, porque actualmente hay gente malvada que puede ser comparada con el Faraón. Nuestros hijos están creciendo en medio de una sociedad descompuesta y las madres, al igual que Jocabed, pretendemos esconderlos para que lo malo de afuera no lo alcance. Queremos controlarlo todo, saber donde están 24/7, revisar con quién hablan y chatean, y todos esos esfuerzos, aunque buenos en su momento, generan una carga de ansiedad tan grande, pues cuando vemos lo que ocurre en la acera de enfrente nos asusta suponer que el próximo puede ser el nuestro. Algunas ya estamos “paranoicas” y controlamos de manera excesiva; lamentablemente eso nos da un resultado fugaz, porque ellos crecen, tienen su propia perspectiva de la vida y hay un punto donde ellos mismo querrán salir ignorando que afuera hay “una multitud” con orden de ahogarlos, y estarán expuestos al peligro. Examinando la actitud de Jocabed, me he sentido aliviada, algo en su historia me indica que hay esperanza. Por eso en el contexto de la celebración del Día las Madres te comparto esta reflexión para que al igual que la mamá de Moisés, tomemos la decisión. Si como quiera se irán, preparémoslos para el viaje. ¿Qué hizo ella? Tomó una especie de canasta de juncos y la calafateó con asfalto y brea y colocó ahí dentro al niño echándolo ella misma al río. Horas más tarde, la misma hija del Faraón se bañaba en el río y le llamó la atención la canasta y salvó al niño. Dios coordinó todo para que esta mujer le devolviera el bebé a la misma Jocabed para que lo criara y hasta le pagó por hacerlo. ¿Coincidencia? No… Dios mostrando un camino de esperanza. Hoy Él quiere hacer lo mismo con nosotras, no es un bien exclusivo para Jocabed, definitivamente Dios es delicado con las madres, pero hay una cuota que nos toca aportar: tenemos que preparar algo. No podemos dejarle a la televisión, redes sociales, aparatos electrónicos, al mejor amigo o a la sociedad que prepare “la arquilla” donde los nuestros se salven. Levántate mamá, ya lo trajiste al mundo, lo cuidaste, ahora prepara algo, la instrucción vale la pena, instrúyelo en el camino bueno y recto, saca el tiempo para ello. En ocasiones será duro instruirlos. Jocabed se ensució las manos, trabajó con asfalto y brea... ¿con que tendrás que trabajar tú? Puede ser que el material que te esté haciendo falta sea el amor, la paciencia tal vez, quizás tus tabúes te impiden instruir correctamente; es posible que te haga falta disciplinar, quién sabe si lo único qué necesitas es dedicarles tiempo. Cada una sabe que material debe usar, pero hagamos algo, recuperemos la fe. Las noticias nos confunden, nos asustan, por eso siempre recomendaré la presencia de Dios en nuestras vidas y en nuestras casas, porque Dios es una compañía activa, trabajará a favor nuestro si se lo permitimos. Si preparas esa “arquilla”, tendrás paz. La biblia enseña que si lo instruyes en el camino de Dios hay esperanza de que permanezcan en lo correcto. Moisés fue salvado porque la hija de Faraón lo vio, si Jocabed no prepara la arquilla, se ahoga su muchacho. Prepara algo, Dios hará el milagro, no sé cual medio usará para salvar el nuestro, pero ¿qué tal si hacemos nuestra parte y dejamos que Dios haga la suya? Te insisto, porque todas tenemos un Moisés en casa, créelo, no es un niño cualquiera el que tienes, el tuyo no es un adolescente común, es único, especial, con gracia de Dios, ese joven que de momento ha cambiado, y ya no es tan aplicado como antes y esta desganado, aburrido y mal hablado, es el tuyo y sigue teniendo el potencial para ser lo que Dios diseñó. No pierdas la esperanza, lo que pasa es que nació en un momento duro, se está criando en una sociedad impura, tiene presiones, pero te toca a ti preservar su pureza, porque tu Moisés llegó al mundo con un propósito, no permitas que se muera ahogado en las aguas del Nilo. Instrúyelo, corrígelo, disciplínalo, ya se han ahogado muchos, pero tú eres la diferencia mamá, no dejes lo importante en manos de otros, hazlo tú, porque tu “Moisés” llegó al mundo con una asignación, el de Jocabed era de libertar al pueblo de Israel de la esclavitud, procura conducir al tuyo hacia el diseño que Dios estableció de antemano. Celebra junto este lindo día. Que no se muera la esperanza.

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