Dominicanos requieren mejor preparación ante ocurrencia de posibles terremotos

La noche del jueves 5 de enero, a las 5:35 de la madrugada, todo el país despertó con los movimientos de aquel temblor de 5.2 grados.

Muchos nunca habían sentido algo así, yo también me incluyo pues sentí el de Haití aquel fatídico 12 de enero pero no tan fuerte como este.

Es muy duro saber que el país está en peligro de que llegue un temblor de mayor escala y casi nadie sepa qué hacer; ni que el gobierno se preocupe por enseñar a la población cómo reaccionar en caso de un terremoto.

Cuando ocurrió el temblor, por suerte, en mi barrio que es Villa Valdéz, en San Cristóbal, había energía eléctrica y pudimos encender el televisor, el radio y la computadora para informarnos sobre lo que acontecía.

Quizás nosotros lo sentimos muy fuerte y el epicentro pudo haber estado a miles de kilómetros de nuestra zona. Aunque verdaderamente fue cerca, en Ocoa.

Al ver lo que pasó en Japón y Chile que son países súper desarrollados, no quiero pensar que pasaría aquí. Solo nos queda rogarle a nuestro señor Jesucristo que nos ilumine y nos proteja de cualquier situación catastrófica para nuestra tierra querida, y las autoridades que preparen un plan para concienciar a la población sobre este tema.