Los Inseparables de la Cultura

Alguien dijo una vez que, si no luchamos por algo, terminamos por dejarnos vencer por todo. Ysabel Florentino y Ramón Mesa han volcado todo su amor, como pareja, en un mismo sueño: hacer crecer el arte y la cultura dominicana. No en vano su eslogan es “Los Inseparables de la Cultura”. Más que un lema, esta frase se ha convertido en un auténtico estilo de vida. Bien lo saben los miles de beneficiarios que ha dejado a su paso la Fundación Literaria Aníbal Montaño (FLAM).

Este matrimonio, radicado en San Cristóbal, ha acompañado a numerosos escritores dominicanos, confiándoles la edición y difusión de sus obras. Su labor se enfoca, especialmente, en los sectores más vulnerables, y no escatiman esfuerzos cuando se trata de sembrar en los niños el aprecio por sus raíces y la capacidad de imaginar mundos maravillosos.

Schopenhauer dijo que existen tres clases de escritores: los que escriben sin pensar, los que piensan para escribir y los que escriben porque han pensado. Ysabel y Ramón pertenecen a este último grupo. Desde el sur del país, han promovido el pensamiento crítico sobre la realidad, y sobre sus hombros han cobrado vida proyectos como la Feria del Libro en San Cristóbal y los Campamentos Taínos.

Darihel Mesa, Eidan Pérez, Londa Sepúlveda, entre otros jóvenes, se sientan bajo un árbol en el patio de una casa para escuchar, en la voz de Ysabel, una lectura de domingo por la tarde. Leen un poema de la escritora Yulianny Medina, cada verso es un susurro que enciende el alma de los integrantes del taller de narrativa breve El Gato Negro. Ramón Mesa les reparte consejos a estas jóvenes promesas de la palabra, quienes aprenden a escuchar a través de historias que llenan de imágenes sus mentes muchas veces sumergidas en el algoritmo de las redes.

Por primera vez sienten el poder que tiene un verso cuando, lleno de fuego, les quema el alma y les sale por la boca convertido en palabras. Darihel lo resumió con precisión en una entrevista radial, cuando le preguntaron qué era lo que más le gustaba de la escritura: “el silencio que me permite conectar conmigo y con los otros”.

Los Inseparables de la Cultura poseen cardiognosis, esa rara capacidad de leer el corazón de las personas. Su mejor obra está aún por escribirse, pero los frutos de su labor como divulgadores culturales ya son palpables. Bien lo sabe el premiado escritor Deuri Lara del barrio Moscú, a quien una vez le preguntaron qué había hecho por él la Fundación Literaria Aníbal Montaño. Luego de pensar unos segundos, no dudó en responder: “me salvó la vida”.

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Julio Pernús

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