Ventana

¿Urbe o barrio pobre?

Un fulgor luminoso trepida sobre paredes, sobre casas, calles y edificios, también sobre árboles y todo tipo de vida a cielo abierto, aves cantan, se escuchan bocinazos y discusiones callejeras levantan la voz, mientras pitan policías de tránsito y motores y carros avanzan en su diario trajín. La vida se desenvuelve normalmente, la vida fluye bajo un cielo muy azul y frente a un vibrante mar que nos hace brillar.

Disfrutamos de un posición geográfica privilegiada, un clima envidiable para disfrutar de la vida exterior, de la naturaleza. Es una verdadera lástima el hecho de que casi todas las personas que nos rodean se la pasen pensando en partir, en vivir en otro país, cosa que me incluye -¿quizá sea consecuencia de ser una isla, siempre pensar en salir de ella?-. Yo he vivido fuera de esta isla en varias ocasiones y como todo buen dominicano, no dejo de pensar en irme.

Ahora bien, aquí es que vivimos, aquí tenemos un gobierno, pero bueno, el gobierno parece también estar pensando en irse del país. No es un asunto reciente, los gobiernos de este país siempre parecen haber estado pensando en irse. Eso explica porqué le cuesta tanto trabajo al gobierno actual establecer las reglas urbanas, proteger y velar por el buen desenvolvimiento de la vida de quienes aquí vivimos, muchos dirían de quienes no tenemos más remedio que vivir aquí.

Sea por lo que sea, aquí es que vivimos y es a nosotros a quienes corresponde reconocer nuestros problemas y enfrentarlos, para organizarnos mejor y al menos pretender resolverlos.

Varias veces he escrito sobre el desastre del tránsito y de lo común que se ha vuelto que todo tipo de vehículo de motor transite por las aceras. Una forma de que las autoridades reconozcan ese problema es quitando los choferes y transporte a todos los funcionarios públicos durante una quincena y que salgan a las calles, sin choferes ni carros privados, que hagan su diario vivir sin los beneficios de sus posiciones, a ver si reaccionan de una vez por todas a la realidad que vive en las calles el ciudadano común de la capital.

La vida no puede ser inabordable, con razón tanta diáspora, tantos dominicanos pensando en irse del país. Somos una urbe que se comporta como un barrio pobre. Paremos de una vez por todas con eso, organicemos mejor la vida urbana. De lo contrario, seguiremos pensando en irnos todos. Es lo que están logrando las autoridades con su indiferencia ante problemas evidentes de tránsito urbano.

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