Dos poemas de Virginia Sánchez Navarro
Regresión
Un día llegó hasta el suelo la niebla
y caminé en silencio adormecida
y en el gris escuché voces encerradas
y, en las voces, viejas normas resurgían
Ya las luces quedaban olvidadas
y con ellas los tantos "día a día"
no sobraban recuerdos del mañana
que con fuerza violenta se imponía
En la niebla volví a ser
lo que fuí un día
dientes, ojos, manos tibias
en la niebla aprendí lo que aún sabía
que los años, con las luces, ya no miran.
Planetoi
Puedo estar triste. Puedo estar triste. Triste en medio de esta alegría inagotable.
Puedo reír y tener el corazón dorado en las afueras
y hasta, quizás, adentro.
Pero aún así, puedo estar triste.
Triste por cosas que aún no sé.
Triste por tus ojos que aún no miran.
Triste por cosas que andan vagabundas paseándose por la Tierra sin encontrar
punto de encuentro,
flotando eternamente sobre pirámides perdidas.
Y ahí, en su centro, están en secreto escondidas mis razones.
Y aquí, desde lejos, las empaño con melancolía.
Melancolía por algo que aún no ven.
Melancolía por algo que aún no saben.
Melancolía por saberse vagabundas, haciendo, para siempre, casa en el aire.
Virginia Sánchez Navarro