Llega a España el arte del pintor afrobrasileño Maxwell Alexandre
Maxwell Alexandre. Foto Externa
La obra del pintor afrobrasileño Maxwell Alexandre (Río de Janeiro, 1990) ha pasado de mostrarse en una favela a colgar de las paredes de museos y galerías de París, Nueva York y Tokio, y también podrá verse por vez primera en España, en un centro de exposiciones de Madrid.
"Nuevo poder: pasabilidad", abierta entre mañana viernes y el 16 de abril próximo, se basa en la idea de incluir a la comunidad negra dentro de los "templos consagrados a la contemplación del arte contemporáneo".
En piezas de gran formato, muestra personajes negros que deambulan por cubos blancos (o salas expositivas) con actitudes y posiciones de poder, explica un comunicado de La Casa Encendida, entidad organizadora de la exposición.
Para comprender todo el mensaje que Maxwell transmite en esta serie es necesario indagar primero en la intención de su creatividad de su trabajo, anterior, "Pardo é Papel", una serie que habla sobre un futuro especulativo de gloria, victoria, juerga, abundancia, valor, vanidad y autoestima para las comunidades negras.
En "Pardo é Papel", la proyección del ascenso se da a través de la ostentación de bienes de consumo, como automóviles, joyas y ropa de diseño.
Sin embargo, en "Novo Poder" ("Nuevo poder"), el artista busca la abundancia intelectual y simbólica, el acceso a la quintaesencia de la producción material occidental: el arte.
Alexandre explica que los espacios expositivos del arte y de la moda son graneros culturales que están profundamente conectados a una posición de poder, con la pasarela como instancia superior del circuito de la moda; y el museo, del arte.
"Espacios estos que deben ser reivindicados por los cuerpos negros, ya que es en ellos donde se legitima la historia mediante la manipulación de los relatos y la construcción de imágenes", remarca La Casa Encendida.
En esta serie del artista brasileño se hace hincapié en tres signos básicos: los colores negro, blanco y pardo. Otros desempeñan un papel secundario, como el dorado, que a menudo apunta hacia la dignidad, lo sagrado, lo espiritual.
