Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Cuervos sentimentales, de Pedro Antonio Valdez

«Cría cuervos y te sacarán los ojos», eso dicen cuando un amigo o algún familiar traiciona. Esto se hace evidente en el libro de cuentos “Cuervos sentimentales”, del narrador, poeta y educador Pedro Antonio Valdez, donde encontramos un sinnúmero de actitudes en personajes que son movidos por emociones, en acontecimientos que se vuelven impredecibles para el lector.

“Cuentos sentimentales” es una narrativa que, automáticamente, nos sitúa en un contexto cultural dominicano, ya que a través de distintas técnicas el escritor permea la idea de la riqueza cultural pueblerina que nos caracteriza. Esto, no solo en el contexto del entorno, sino más internamente, en las actitudes, creencias y acciones que nos caracterizan, y que, de alguna manera, también caracterizan al ser humano en general; como es el caso de “El Primo”, en el primer cuento titulado “Hans”, o el personaje de Canario, en la segunda historia titulada “La espiral de caracol”. Todos ellos se caracterizan por sus comportamientos dentro de la historia. En el último de los relatos citados, al leer la trama, esperamos el desenlace probable, pero al final no termina siendo como hemos imaginado.

Otro aspecto que pone de manifiesto Valdez en este impredecible libro, es la fusión entre lo lineal y la cámara fotográfica como dos elementos que completan el aspecto imaginativo en el lector. Tal es el caso de “Carretera en el polvo”. Esta trama nos mantiene pegados a las páginas como nos pegamos al televisor cuando presenciamos un thriller. Sabemos terminará en algo, -sin saber qué, exactamente- y eso, justo eso, le da la pisca de suspenso que hace que no abandonemos la lectura hasta el final inesperado.

Por otro lado, todo lo que el escritor narra lo podemos imaginar sin esfuerzo en nuestra mente. Eso recuerda a la forma de describir de Juan Bosch, en su cuento La mujer, cuando dice: La carretera muerta, totalmente muerta, está ahí, desenterrada, gris. La mujer se veía, primero, como un punto negro, después, como una piedra que hubieran dejado sobre la momia larga. Estaba allí tirada sin que la brisa le moviera los harapos. No la quemaba el sol; tan sólo sentía dolor por los gritos del niño.

En palabras de Pedro Valdez, en su libro, sería: La mujer abre la puerta. La veo ver el retrovisor y quedarse levemente pasmada. Musita unas breves palabras que se disuelven en el aire polvoriento de la tarde; se persigna. Entonces me doy cuenta de que su reacción fue provocada por una virgencita de plástico que cuelga del retrovisor. Muevo la palanca de los cambios, apachurro suavemente el acelerador y el acatarrado motor responde arrastrando la camioneta sobre el descarnado y polvoriento espinazo de la carretera.

Finalmente, es imposible dejar pasar por alto un aspecto muy característico de Valdez: su sentido del humor. Este se ve manifiesto en el cuarto cuento “Todo fue por amor”. Cuando lo leemos intentamos darle la sobriedad descrita página por página, hasta que nos vemos ya dentro de una caricaturización novelesca, de la cual no podemos salir, y nos venimos a dar cuenta cuando ya casi el cuento termina, por lo que solo nos resta sonreír ante tal grandísima trampa: “Yo sé, no me lo recuerdes. Pero no puedo seguir callando por más tiempo. Es hora de que te enteres de la verdad” (…). “¡Tendrán que casarse mañana mismo! O “Soy tu verdadero padre”.

Personalmente recomiendo leer esta excelente narrativa ya que, a pesar de su cantidad de suspenso, es muy desestresante e ideal para leer cuando estamos de camino a algún lugar, sea en bus o en Metro, cuando estamos esperando algo, mientras cocinamos o simplemente cuando queremos leer algo que nos mantenga bien entretenidos.

Invito a leer “Cuervos sentimentales”. En él se encontrarán 99 páginas de mucha capacidad narrativa y directa comunión con el lector.

________________________________________________________

Ruth Vera, autora de este artículo es estudiante de Educación orientada a la Literatura en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Pertenece al Taller Literario PUCMM.

Tags relacionados