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Las aventuras del doctor Alquitrán

Vandalis y el ex umpire se trasladas a un lugar descoocido para una nueva aventura

Hay nombres bien puestos, el lugar al que iba Vandalis, el último reducto, tenía uno de esos nombres, pues tras haber atravesado todo el sector de Villa Mella en el resistente peñón con ruedas, finalmente llegaba. El ex-umpire estaba sentado sobre un viejo y oxidado tanque de basura, junto a una desbaratada caseta de metal, donde un tremendo gordo preparaba chimi-churris.

Tremendo gordo: -Otra boca. No importa lo lejos que uno esté, siempre aparecen lambones.

Ex-umpire: -Sió, sió, sió, tan bruto, es mi nuevo jefe, el que te había dicho que venía.

Tremendo gordo: -Aaaaayyy si, verdura, verdad pura, es el de la cerveza, ella lo está esperando, ceniza, vestida de novia.

Y en el acto sacó unas muy frías cervezas y le dio una al recién llegado Vandalis y otra al ex-umpire.

Ex-umpire: -Mi compadre es vola’o y medio bruto, pero no mala gente.

Al tomar con la mano la fríísima botella de cerveza que le pasaba el tremendo gordo, Vandalis inmediatamente cambió de humor: -No existe nada mejor para acabar con los malos entendidos, si me entienden jajajajajaj.

Ex-umpire: -Mire, tenemos lo que usted busca, pero primero siéntese donde pueda, que al rato vamos. Y prepárese, que eso es un bajo.

Tremendo gordo: -Bueeeeno, dilo duro, te dije que eso mata, diablos, yo tuve que bañarme tres veces con brillo verde, ase y jabón de cuaba, pa quitarme ese bajo de encima.

Ex-umpire: -Po no te cayó mal entonces.

Tremendo gordo: -Mi mujer dijo eso mismito.

Ahora de que mata, mata. Acabó con to los viralatas y to los gatos barcinos de por aquí.

Ex-umpire: -Si acabó con ese grajo tuyo, es verdda que mata.

Al terminar la cerveza que tomaba, el ex-umpire dijo: -No se diga más nada, vamos a ver eso.

No habían caminado trescientos metros cuando llegaron frente a unos matorrales muy secos de jabilla donde se detuvo el ex-umpire diciendo: -Este es el lugar.

A primera vista, era un simple solar árido, pero el ex-umpire de pronto dijo “prepárense” y haló una gancho tirado en la tierra, de donde se abrió una especie de puerta de sótano o tumba.

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