“Música de muertos” y educación musical

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Moisés ÁlvarezSanto Domingo, RD

En una de esas tantas noches de insomnio en la cama me vino a la mente la canción de los Beatles “Fixing a Hole” del eterno álbum Pop número uno “Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band”, escrita por el “inmortal” (ya tiene 80 años), Paul McCartney, en donde dice: Estoy arreglando un agujero donde entra la lluvia. Y evita que mi mente deambule. A donde irá. Estoy llenando las grietas que atravesaron la puerta. Y evitó que mi mente se detuviera. A donde irá (para los que viven elucubrando no tenía una “nota” como los Beatles).

Y a donde fue mi mente a parar fue a los años 60 cuando, en Semana Santa se acostumbraba a poner en la radio (AM por supuesto) música clásica a la que el pueblo llamaba “música de muertos” (vaya usted a ver). Además, no se podía hablar en voz alta, ni brincar, porque eso era de mal gusto para el “señor” (Jesucristo, por supuesto). La cosa llegaba a tal extremo que estaba “prohibido” hacer el amor los Viernes Santos (yo estaba muy pequeño en ese entonces para probar la verdad de esa teoría) so pena de quedar pegados. La experimentación posterior luego me permitiría refutar esa funesta teoría.

Esto viene a cuento por la presentación de la cantante urbana Tokisha (¡sí, Tokisha!) en Tiny Desk en Washington D.C. que me dejó, para decir lo menos, perplejo. Peor no podría haber sido. Una persona muy cercana a mí, homosexual él, me comentó por WhatsApp, luego de ver esto, “Es verdad que el mundo se va a acabar pronto”. Apenas un instante antes por mi mente cruzó el mismo pensamiento. Coincidencias del destino.

Para los detractores de Tokisha les diré que “cuando ella sea grande” (más de lo que actualmente es) se parecería a Yolandi del Grupo Sudafricano Die Antwoord (“La respuesta”, en afrikáans) cuya existencia se remonta al 2008. Los videos de este grupo se caracterizan por el uso de violencia, lesbianismo, sangre, drogas, sexo, niños (sí, niños) y discapacitados (me imagino que para que no los acusen de no ser inclusivos) y un largo etcétera. Esto lo puede ver cualquiera en YouTube (no apto para “beatos/as” y “snobistas” que solo oyen y ven óperas y música clásica). Algunos de sus videos son considerados “muy artísticos”.

Tokisha delante de Yolandi sería la Madre Teresa (que por cierto no era tan buena como la pintan, pero eso es otro tema). Como colofón señalaremos que en uno de sus videos aparece Marilyn Manson (¡zafa!) dándoles “su bendición”.

Yo he tenido la suerte de haber conocido los clásicos a una tierna edad (gracias a un vecino) y haber vivido la década de oro de la música rock y pop de los años 60, 70 y 80. También me caracterizo por tener una cultura “promedio” en música, cine y literatura (“ave raris” en este medio) que, cuando veo lo que se cuece a mi alrededor me hace sentir erudito. Puedo oír desde música clásica (Perlman es mi violinista favorito) hasta urbana sin despeinarme y ver cualquier película sin sonrojarme (por ejemplo, de Pasolini).

Respecto a la música popular les comento que en mi época la bachata solo la ponía Radio Guarachita y era escuchada por el “departamento de humo y grasa de la casa” (léase servicio doméstico) y bailada en los callejones y “quinto patios” y a escondidas (Leonardo Paniagua era su Rey). Tenía que venir Juan Luis Guerra y ponerle la alfombra roja de entrada para los “popis”.

Lo mismo había pasado antes con el merengue. Fue el “Jefe” que lo sacó de las clases bajas y lo llevó, con orquesta y todo, a los salones de lujo (¡gracias, Xavier Cugat!).

Dicho lo anterior no debería sorprendernos que, en un futuro, no muy lejano, la música urbana llegue a esos niveles de aceptación por las clases pudientes y bien olientes.

Y a qué viene el título de “música de muertos”. Muy simple, un país que llama a la música clásica “música de muertos” no es muy culto que digamos, musicalmente hablando por lo menos. Sugiero entonces, ya que no sabemos qué hacer con el 4% y la tanda extendida, que en cada escuela se enseñe música (clásica por supuesto con algo de pop rock, los Beatles, por ejemplo), apreciación musical, y se formen bandas de música (con instrumentos y todo, que aquí se gasta mucho dinero en muchas tonteras). Si ya somos “famosos”, tocamos la tambora y la clave de oído, y movemos la cadera rítmicamente (gracias a los genes africanos y el bombardeo continuo de música en los barrios desde chiquitos) imagínese usted qué pasaría si fuéramos bien educados musicalmente.

Por último, si no conoce algunos de los nombres que he mencionado arriba no se preocupe, búsquelo en Google que el celular no es solo para chatear. Es cuánto.

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