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Alexis Díaz de Villegas

Murió. Pero suya no es la muerte. Quien quiera conocerlo solo tendrá que abrir el remanso de las tablas. También brilló delante de las cámaras, recreando personajes muy cubanos, de los que llevan su identidad en un lugar del corazón, y en su memoria.

Alexis Díaz de Villega sobresalta. Sabe ser maestro y cultor. Aquí en Santo Domingo, un director de cine me pidió que le recomendara un comediante cubano para uno de sus filmes. No vacilé en proponerlo y él aceptó mi propuesta. Su protagonismo cultural fue inolvidable. Otro amigo cubano se encargó de los trámites burocráticos para salir de Cuba. A las pocas semanas, Alexis rodaba en Santo Domingo como compañero de reparto de Frank Perozo y Fausto Mata. En un momento de descanso de sus intensas jornadas, compartimos. Su hablar, pausado y escaso, denotaba a un ser qué decir con su mirada.

No lo volví a ver. Solo me enteré de su retorno al país para rodar otra película con el mismo director. Ambos filmes no se han estrenado y no por su interés ni por el equipo de producción.

Al enterarse de su muerte, la empresa “Bou Group” tuvo la gentileza de ofrecerle al Festival de Cine de La Habana, el estreno de ambos filmes, los últimos en vida del célebre actor.

Los organizadores cubanos le informaron que antes de aceptarlos, ellos debían valorar si las películas tenían el nivel requerido “para ser exhibidos en Cuba”. Y las conversaciones quedaron truncas.

Alexis Díaz de Villega murió de cáncer en La Habana y no fue atendido con la prontitud requerida. Descubrieron su mal cuando no tenía remedio. Al decir dominicano, “murió como un animal realengo”.

Solo un dato más para los que apuntan records: El filme “Juan de los Muertos” mereció el premio Goya a la mejor cinta no española en 2011. En esos celuloides estarán siempre su rostro y su palabra de cubano bien nacido.

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