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Visita a Balaguer al concluir misión en París

Llegué a Santo Domingo el 18 de diciembre de 1996. Al día siguiente lo fui a ver para entregar dos libros que le había traído en mi paso por Madrid, España, y como siempre, me esperaba el general Luis María Pérez Bello, al pie de la escalinata que conducía a la habitación privada donde Balaguer recibía a dirigentes políticos y personalidades de la vida pública.

C. G. ¿Cómo están esos ánimos, poeta?, le pregunto.

J. B. No como quisiéramos, pero seguimos echándole ganas a la vida, me responde.

C.G. Le he traído dos joyas de libros, sonríe.

J. B. ¿Quiénes son los autores?

C.G. El primero, Poetas dramáticos griegos, pertenece a la serie de «Clásicos Jackson», de la Editorial Éxito, S. A., de fecha 1951. El segundo, La piel de zapa, de Honorato de Balzac, la primera edición del francés al español, editado en la Argentina, en 1940.

J. B. Gracias, muchas gracias. En verdad son dos joyas. Anteriormente, Balzac se podía pronunciar Balssa, con doble ss, me dijo. A seguida expresó, está considerado como uno de los precursores de la novela realista; en París, leía con frecuencia capítulos de la Comedia humana; por lo tanto, su novelística tuvo una influencia enorme en mi persona, puesto que la condición humana en la mayoría de los casos se revela arbitrariamente, se manifiesta huidiza en los momentos en que el individuo apela a la solidaridad; sería imposible no tomar en cuenta su naturaleza, sobre todo, cuando modela su simulación.

En efecto, la condición humana es sin lugar a dudas un acto convincente de los principios razonables en los hombres, en el sentido de que el bien debe primar en todas sus acciones; pero el egoísmo y la desobediencia se convierten en sus propias armas de destrucción desde el punto de vista de la justicia y la equidad, dijo.

(Hace una pausa, la que aprovechó para acariciar pasta dura y las páginas interiores de ambos libros.)

J. B. Y la serie «Clásicos Jackson», qué poetas trae a colación.

C.G. Esquilo, Sófocles, Eurípides y Aristófanes, le manifiesto.

J.B. Qué maravilla, me dice e hizo una explayada exposición de las obras de estos colosos de la literatura universal que me dejó pasmado.

En nuestras conversaciones literarias siempre había un espacio para comentar asuntos de la política. Pasamos al tema del supuesto fraude electoral que, según el líder José Francisco Peña Gómez, el presidente Balaguer y su partido Reformista Social Cristiano, habían perpetuado en contra de su candidatura a la presidencia de la República y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

La versión que me ofreció Balaguer, fue la siguiente:

El Departamento de Estado de los Estados Unidos, quería sacarme del poder para beneficiar al Partido Revolucionario Dominicano. Su líder, doctor Peña Gómez, había expresado a la prensa local e internacional en su condición de vicepresidente de la Internacional Socialista, que su partido había sido víctima de un fraude colosal y que impugnaría los resultados comiciales.

A seguidas dijo:

¡Vaya ironía de la política!. Fue todo lo contrario, la Junta Central Electoral, único organismo en arbitrar las elecciones y cuyo veredicto es inapelable, había dado su dictamen: el Partido Reformista Social Cristiano y aliados han resultado ganadores en la contienda electoral al obtener 1,275.460 votos a su favor. Si mal no recuerdo, el PRD y aliados obtuvieron 1,253.179!

Más adelante, manifestó:

Todavía hoy en día me pregunto: si 22 mil votos de diferencia no eran suficiente para derrotar en las urnas al doctor Peña Gómez.

La injerencia en nuestra política por parte del Departamento de Estado de los Estados Unidos a través de la embajada en el país

No estaba en disposición de sacrificar mi orgullo nacionalista y que los Estados Unidos impusiera su voluntad y que aprovecharan las circunstancias para favorecer a la oposición.

Estaba en la obligación de defender la legitimidad del triunfo de mi partido y de paso, mi honor como gobernante, pues, el PRD me atribuía graves responsabilidades en un supuesto fraude mediante la utilización de los recursos del Estado; el propósito de Peña Gómez, ante la defensoría a su favor de gran parte de los líderes de la Internacional Socialista era enajenar las elecciones, maquinaria de opinión que dio resultado días después, al recortar a mi régimen constitucional, de acuerdo al voto popular de la mayoría de los dominicanos en las elecciones de 1990, de cuatro años a dos.

Bástame expresar que el PRSC fue también acusado de robarse las elecciones en 1990, y quien le habla, nunca levantó la voz para rebatir esas imputaciones.

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