Ventana

La ciudad que crece en la ciudad

Homero PumarolSanto Domingo, RD

Salgo a caminar por mi casa con la velocidad de quien no es esperado, con la prisa de quien no tiene prisa. Mientras discurro distraído, mirando con atención algunas mujeres de ceñidos pantalones y los colores y formas modernísimas de algunos carros, de pronto suenan varios golpes fuertes de martillo contra metal, que parecen la marca que da un músico con un cencerro contando uno, dos, tres, cuatro, para empezar a tocar, y una voz ronca grita desde lejos: -Pero arranca ya, carajo.

El poema beat que leí hace poco, impone su ritmo y yo sigo caminando bien acompasa’o, con la premura que esa voz desconocida reclamó. Mis pasos son el drum machine que acompañan al poema beat en mi cabeza, mientras tanto, veo como versos del poema los edificios de Naco, mi barrio, y pienso: La ciudad crece en la ciudad.

Diariamente percibo más grande a la ciudad, diariamente recuerdo parajes y semáforos donde me detenía de camino a alguna parte que fue reconstruida o que fue tapiada por un nuevo edificio, lo que habla de otro Santo Domingo, otra forma de vida dentro de esta forma de vida nuestra, el mismito calor en agosto cada año, insoportable, pero otra ciudad.

Es la ciudad que crece en la ciudad, no se ha detenido nada para organizar su crecimiento, como sucede a los seres humanos cuando crecen, las diferencias no saltan a la vista de inmediato, pero al paso del tiempo, uno ve lo mismo que ha estado viendo a diario y de pronto lo percibe claramente, me parece estar escuchando a tía Esperanza: -Coño, cuánto ha crecido Homerito.

Debe ser un asunto de edad, no en vano pasan los años, como dice mi mamá, los años pasan, pesan y pisan. Ese sentimiento urbano que pisamos los capitaleños hace un tiempo, parece que va muy en serio, sólo esperemos que el crecimiento no sólo sea físico, que desarrollemos nuestra cultura integralmente, nuestras artes, nuestros deportes, nuestros ciudadanos, nuestros funcionarios, nuestros policías de tránsito, nuestros choferes, nuestros maestros, nuestra política, nuestra cultura en general, que propinemos el desarrollo integral de nuestro ser humano.

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