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“En todos los relojes, tarde”, de Lery Laura Piña.

Siente la corriente: hoy tocaba morir y tuve miedo.

Con esta frase del poemario de “En todos los relojes, tarde”, la autora Lery Laura inicia un navegar entres tres palabras que figuran una detrás de la otra, no como simples versos incongruentes que subyacen sin sentido alguno, sino con una uniformidad impresionante que denota sentimientos profundos e internamente abrazados por la autora.

Inicia dando una mirada a la soledad, pero no cualquier soledad, sino una soledad que disfruta y no necesariamente quiere dejar ir, como cuando dice: Escribir lo que sea: Nada me importa fuera de esta soledad. O, yendo más allá de lo que quisiera transmitir: Por eso, en la metástasis de la soledad, nos preguntamos qué sería este instante sin la nostalgia.

Pareciera ser que la autora describe aquello que puede no hacerte bien, pero lo hace, aquello que a simple vista pareciera ser angustiante, pero lo disfruta.

Pero la soledad no es el único sentimiento que resalta en este poemario, sino que, a medida que nos vamos adentrando en su intención, nos topamos con una realidad que define tan poéticamente, que podemos encontrar la belleza en lo que no parece tenerla: la muerte. Escucha. Hoy tocaba morir, estoy segura. Mira. Esta brisa, este punto del dolor. Siente la corriente: hoy tocaba morir y tuve miedo. O algo completamente consciente como A veces guardo flores y alas. Por si es necesario morir o volar.

En un momento habla del amor, pero es como si lo tuvo y lo dejo ir, El amor soy yo, quemándome. A orillas de mí misma. A punto de nadie. A un suspiro de la vida y de la muerte.

Amar es como hacer un hueco. Amar es como abrir la vida de par en par. Amar es como coger la lluvia con las manos. Pero estos no son los versos apropiados para amar. Lo pierdo. Con el lápiz suelto la substancia y suelto el amor.

Un segundo nos separa del amor, -¡un segundo!- y extendemos los brazos sobre un abismo irremediable.

Finaliza como comienza, haciendo preguntas que ya se han contestado en su interior: Todas mis preguntas son respuestas de sí mismas. Todas estas preguntas tienen un porqué, un cómo y un cuando, pero no son respuestas al azar, sino respuestas internas de quien escribe o de quien lee.

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