Memento

Netflix ha popularizado el cine. Lo ha sacado de las salas exclusivas y lo ha puesto al alcance de la televisión. Es cierto la desigualdad de sus productos. Y la ancianidad de muchos de sus filmes. Pero esto es común a todo el negocio cinematográfico. El cine es una maquinaria comercial que a cada rato produce obras y directores fuera del montón. Pero el grueso de su producción (desde Hitchocock a González Iñárritu) va dirigida a buscar ingresos de taquilla.

Entre col y col, Netflix incluye obras comerciales con aportaciones tecnológicas que respiran clasicidad.

‘’Memento”, de Cristopher Nolan, es una pieza exclusiva dentro de la historia del cine, junto a la francesa `Ìrreversible”, de Gaspar Noe.

Desde perspectivas y carácterísticas profesionales distintas, ambas cintas aportan formas novedosas de expresión y demuestran que el discurso cinematografico abre sus puertas a la creatividad experimental.

“Memento” enfrenta la vida de alguien que ha perdido la memoria y trata de reconstruirla.

Propone la busqueda de la identidad personal y la lucha interior, sin importar el impacto que pueda producir el pasado oculto.

La obra parte de cuento del hermano del director (Jonathan Nolan), y sus valores pueden hallarse en la pucritud de los diálogos, en la perfecta hilvanación de los encuadres, en la sencilez fotográfica y en la impronta de un guion que no deja respirar hasta el final (el principio) que obliga al espectador a replantearla para entender ciertas conductas del protagonista.

Las distintas locaciones por las que se mueven los personajes entrañan sutilezas. Tienen mucho que ver con sus huellas olvidadas y corren por la pantalla como puntos de referencia que se abren y se cierran como las puertas de la memoria perdida. “Memento” resalta la validez del cine experimental. Es un filme para disfrutar siempre y una apuesta de Netflix a los valores de la sala oscura.

Ficha técnica

País: Estados Unidos. Director y Guion: Cristopher Nolan. Año: 2000. Reparto: Guy Pierce, Carrie Ann Moss y Joe Pantoliano. Sinopsis: El corredor de seguros Leonard Shelby (Guy Pearce) sufre una extraña enfermedad que le impide recordar su pasado.