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El Guachi

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Indhira Suero AcostaSanto Domingo

Ramón de los Santos Mota (conocido como El Guachi por los residentes de la torre de apartamentos Novo) nunca tuvo tanto sueño como la noche en que unos delincuentes armados atracaron al edificio que, se supone, debía cuidar.

Y es que, queridos negritos, para un Guachi de nuestro país no es fácil sostenerse solo con un trabajo. Cuidar a los demás paga poco, en especial cuando es de madrugada. Este era el tercer empleo que tenía nuestro Guachi. De nueve de la noche a las seis de la mañana protegía a la torre Novo. De ocho de la mañana a dos de la tarde, era portero en un colegio. De cuatro de la tarde a las siete de la noche cuidaba un almacén.

Todos los días se repetía la misma rutina.

Y, cada jornada, se hacía más pesada que la anterior.

Cuidar, proteger, cuidar.

Nunca pensó nuestro Guachi hacerse vigilante privado. Desde pequeño, soñaba con ser un atleta de campo y pista. Ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos y conseguir hacerle una casita digna a su mamá que tanto lucho por él.

Y así, queridos negritos, bajo el sol candente de Azua, nuestro futuro Guachi se atrevía a soñar.

Lamentablemente, es muy difícil que un niño pobre de República Dominicana gane medallas de oro en los Juegos Olímpicos. La realidad acabó con sus sueños y le hizo ver, que si quería sobrevivir, debía olvidarse de los premios y la casita para su madre.

Tenía que trabajar para poder comer. Y el hambre, queridos negritos, se negaba a abandonar a nuestro Guachi.

Justo fue el hambre lo que hizo que esa noche fatal para las familias que residían en la Torre Novo, nuestro protagonista se durmiera. Mientras los delincuentes entraban a cada uno de los apartamentos, El Guachi soñó que corría por una pista inmensa, mientras toda la gente de su pueblo aplaudía: ¡Ramón, tú puedes! ¡Ramón, tú puedes! ¡Ramón, tú puedes!

Y así, El Guachi corría con grandes zancadas y pasaba a todos sus oponentes. Nunca se sintió tan bien como en ese sueño. Y en la meta, queridos negritos, lo esperaba su madre con un gran plato de comida, lleno de carne, habichuelas y arroz.

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