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Artes visuales

Huellas de realidad en la obra de Jaime Colson

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Dionisio BlancoSanto Domingo, RD

No hay creación sin tradición, y el noble propósito con esta iniciativa de Iris Pérez, nueva directora de la Escuela Nacional de Artes Visuales, para hacer los amarres de esta exhibición en homenaje al maestro Jaime Colson, une ese vasto océano que se llama Arte como un eslabón de los tantos que componen la gran cadena en la historia del Arte.

“El legado de un maestro” se inauguró el 13 de enero de 2021, en medio de una pandemia de Covid-19 que perturba a la humanidad, para conmemorar el 120 aniversario del natalicio del maestro, y contó con la asistencia de la Ministra de Cultura, doña Carmen Heredia, y Mario Lebrón, Director General de Bellas Artes, cargo que hace tiempo desempeñó el maestro Jaime Colson.

Antes de seguir, quiero dar las gracias al amigo y coleccionista César Miguel, quien cediera para esta exposición dos obras de mi autoría que pertenecen a su colección.

Del univearsalísimo Colson, como muy bien dijera el maestro y amigo Darío Suro (quien que por largo tiempo fue nuestro agregado cultural en Washington, D. C.) cuando prologó la autobiografía de Colson titulada “Memorias de un pintor trashumante”, la cual estuvo en mis manos antes de ser publicada por los fundadores y primeros miembros de la Fundación Colson, Inc., son un grupo de personas que estuvieron unidas al pintor por lazos de amistad o familiaridad y que profesaron una común admiración por su obra. Estas personas son: María Ugarte, Ana María Schwartz, Montserrat Prats de Grisolía, Alejandro Espaillat G., Jaime Lockward, Antonio Prats Ventós, Frank Marino Hernández y Juan Miguel Grisolía P.

El maestro Darío Suro dice que a Jaime Colson hay que situarlo en su momento histórico y en su justo lugar, subiéndolo al nivel que le corresponde, si es que queremos entender cabalmente su obra realizada en París, Barcelona, México y Santo Domingo.

Primero hay que destacar que Colson es uno de los grandes pintores del continente americano, y esto se confirma con facilidad cuando se piensa sabiamente en su vasta cultura humanista plásticamente considerada en la mayoría de sus obras; en la nitidez neoclásica (Ingres) y el período neoclasicista de Picasso, y en la claridad formal que tienen casi todas sus figuras en sus fondos de escenas arquitectónicas pintadas bajo estricto control geométrico, con una firmeza que recuerda ligeramente las escenas arquitectónicas del período metafísico de Chirico; y en la manera sensual que tiene Colson de estructurar el pigmento con una suavidad propia de los grandes pintores italianos.

A propósito de pintores italianos y la cita de Chirico, viene a mi memorial visual el maestro Piero della Francesca, pintor del Quattrocento que escribió “De perspectiva pingendi”, esto es, un tratado dedicado al tema de la perspectiva publicado entre 1470 y 1480 que, a pesar de su título latino, la obra se escribió en Italiano.

Cuando Suro habla de escenas arquitectónicas pintadas bajo estricto control geométrico con una firmeza que recuerda lejanamente las escenas arquitectónicas del período metafísico de Chirico, veo claro el punto de contacto entre ellos, según el cual, retrotrayéndome al primer párrafo, “no hay creación sin tradición”.

Tanto las escenas que aparecen en la obra de Chirico como en la de Colson vienen de Piero della Francesca, quien era especialista en frescos y también fue conocido como geómetra y matemático, maestro de la perspectiva y estudioso de la geometría euclidiana del siglo IV antes de Cristo.

Esta mirada expuesta por los alumnos y discípulos de Colson aquí, en la Escuela Nacional de Artes Visuales, tiene en su “geometría secreta” la esencia y legado del maestro con su diversidad de estilos representados por Norberto Santana, Amable Sterling, Fernando Peña Defilló, Domingo Liz, José Ramón Rotellini, Elsa Núñez, Cándido Bidó, Rosa Tavárez, José Perdomo, Said Musa, Roberto Flores, Fernando Ureña Rib, Virgilio Méndez, Rosa Elina Arias, Martín Santos, Freddy Javier, Juan Medina, José Rincón Mora, Clinton López, Iván Tovar, José Ramírez Conde, Vicente Pimentel y Dionisio Blanco.

Además, no puedo dejar de hacer mención de la fotografía inédita del maestro y amigo Thimo Pimentel, la cual cedió espontáneamente y se utilizó como logistica del evento. En esta foto se puede leer el dibujo en el rostro de ese temperamento fuerte que tenía el maestro y me recuerda la frase de Émile Zola cuando dijo: “Una obra de Arte es un fragmento de la naturaleza interpretado por un temperamento fuerte”.

En fin, quiero concluir expresando que el maestro Jaime Colson es de esos personajes similares a Don Juan Bosch, Don Pedro Henríquez Ureña y el insigne educacionista Eugenio María de Hostos; personajes que en la práctica social sembraron la semilla del conocimiento y como fruto están aquí, en la Escuela Nacional de Artes Visuales, sus huellas de realidad como criterio de la verdad.

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