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El carbonero de ideas

Evolución en tres actos

Una parte fundamental del tiempo es su trascendencia simbólica: la evolución.

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Fernando GonzálezSanto Domingo

La considerada obra maestra de Stanley Kubrick es una pieza que se puede amar u odiar, pero que sencillamente no dejará a nadie indiferente.

“2001: una odisea en el espacio” (1968) es una película de ciencia ficción épica (de larga duración) dirigida por Kubrick y coescrita por el mismo y por el autor Arthur C. Clarke. El filme a grandes rasgos se trata de una visión pesimista de la evolución humana a través de la ayuda de una máquina o inteligencia artificial, término que aún no se llegó a conocer en su tiempo. “El amanecer del hombre” se titula un primer acto poco realista pero que sirve como preludio a esta posible visión alternativa y poco ortodoxa de nuestra realidad.

Poco tiempo después se produce un corte hacia un prólogo previo al segundo acto, el cual transcurre al son de un vals de Praga: “El Danubio azul”, de Strauss. Desde el inicio se evidencian los increíbles avances que esta epopeya generó en el cine contemporáneo. Los efectos visuales y calidad de la imagen eran demasiado adelantadas a su época.

Apenas esos cuarenta minutos de exposición sirven para demostrar con maravillas de selección musical, una visión del futuro. A pesar de que el título haga mención al año 2001, la verdad es que esos enormes cambios para la humanidad –ayudada por una inteligencia artificial– podrían ser inminentes en este contexto de un futuro incierto. Es ahí cuando destaca el increíble diseño de producción (antaño dirección artística), del que habrían algunas menciones en “La naranja mecánica”, filme reseñado con anterioridad.

Si vamos de lleno a la sinopsis, tendríamos que esperar un poco más que esos cuarenta minutos. Nos encontramos en un punto de vista objetivo, sin un narrador subjetivo que guíe a la audiencia, presenciando a David Bowman, astronauta en la primera expedición humana hacia Júpiter, junto a Frank Poole, astronauta que duda de la omnipotencia y perfección de la inteligencia artificial que los acompaña y está cerca de subyugar.

Es tanto en ese segundo como en el último acto (titulado “Júpiter y más allá”) que el espectador se desconcierta, debido a que el filme presenta una estructura de guion muy pausada que transcurre casi en tiempo real. Esto coincide con el realismo científico que busca el filme.

Lo que más choca de esta película tiene un poco que ver con el final. Todos sabemos que Dave –quien bien podría servir como alegoría a la humanidad o a Odiseo, héroe mitológico griego– intenta emanciparse de la supercomputadora HAL 9000, quien podría simbolizar una advertencia ante el increíble avance que quitará la humanidad. Sin embargo, la moral con que se juzgue esta decisión variará mucho en un final libre a interpretación.

Más que abogar por una mayor conciencia sobre los avances tecnológicos que este filme intentaba advertir, los coguionistas lograron plantar dudas sobre la soledad de nuestra especie en el espectador, debate muy polarizado cuya moral sería imposible juzgar.

A pesar de la increíble profundidad de discusión del filme, “2001” no es abierta para todos los espectadores, debido a su ritmo lento y a la vez atemporal, y por su increíble lenguaje visual. Sin embargo, por estas mismas razones recomiendo su visionaje. Será inolvidable.

Ficha técnica Título original: 2001: A Space Odyssey; Duración: 139 min.; País: Reino Unido; Música: Richard Strauss, Johann Strauss, György Ligeti, Aram Khachaturyan; Fotografía: Geoffrey Unsworth; Reparto: Keir Dullea, Gary Lockwood, Douglas Rain (voz), … Productora: Co-producción Reino Unido-Estados Unidos; Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), Stanley Kubrick Productions; Sinopsis: La película de ciencia-ficción por excelencia de la historia del cine narra los diversos períodos de la historia de la humanidad, no solo del pasado, sino también del futuro. Hace millones de años, antes de la aparición del "homo sapiens", unos primates descubren un monolito que los conduce a un estadio de inteligencia superior. Millones de años después, otro monolito, enterrado en una luna, despierta el interés de los científicos. Por último, durante una misión de la NASA, HAL 9000, una máquina dotada de inteligencia artificial, se encarga de controlar todos los sistemas de una nave espacial tripulada. (FILMAFFINITY)

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