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Poesía

SINDULIA, de Sixto Sarmiento

Nuestro poeta es Sixto Sarmiento, peruano. Nos entrega su poemario Sindulia El Verbo. Por lo pronto me atrae la limpieza de su poesía, sus versos fluyen al ritmo de las aguas apacibles que registra la memoria de la creación simbolizada en la Madre. Homenaje e integridad con el ámbito natural. Los componentes esenciales: Aire, tierra, agua y fuego.

La madre biológica insufla la creación. Por ella, el hombre ha poblado el mundo, también la tierra es madre de nuestra maravillosa naturaleza que, a un ritmo inusitado, estamos destruyendo. Por ejemplo, se habla del calentamiento global, pero ningún gobierno hace nada por parar el derrotero de la contaminación. Mucho se habla y nada se hace. Cuando venga a querer poner frente a esta anormalidad será tarde e irreversible. Dos aspectos nos llevarán a la extinción: el calentamiento y las guerras (en especial una 3era guerra mundial). Enarbolar la tierra y la madre es esencial hoy en día. Sixto posee la parsimonia del amor contemplado y, a su vez, señala una sociedad que juega a ser dios obstinada en destruir la familia. Obviamente, la madre es el centro de esta sociedad radical. La familia da la vida y, a la vez, transmite los valores. Estamos ante una sociedad patológica e insaciable que en su versión más oculta adversa la libertad y propone, con una pinta de filántropo, la esclavitud. Quienes gobiernan el mundo son, ahora, socialistas; éstos abominaban de este tipo de sociedad. Huelga decir que la “historia” es paradójica e irracional. Ciencia y tecnología dan las espaldas a la vida. Sindulia es un poemario de interés sumamente importante porque exalta lo más valioso: La vida. Siendo ésta insustituible. La naturaleza respira en estos poemas, por igual, la madre que sustenta el amor y la creación. No voy hablar de ese amor que profesan las madres, nada más que su amor es incondicional. Y la luz anida la creación. En esta poesía hay un vitalismo metafísico:

Hilas ritmo con todas las amarguras Haces jugar los tiempos malos en rondas (Página 27)

Ciertamente, la madre evoca los arquetipos de la mujer. Esa que es ingeniosa en esos tiempos en que nadie se propone asumir los reveces de las circunstancias. Firme cuando son malos tiempos. El dolor levanta sus ojos hacia la luz, hacia la esperanza y la conquista: Los hijos.

Es mamá Ella ordena el mediodía Ella prepara la nueva sonrisa Es mamá Ahíla en silencio para inhumar la pena Multiplica la cobija Para el hijo que la olvidó (Página 43)

El poeta toca los hilos sensibles de aquellos que, hundidos en el ajetreo de una sociedad cansada, olvidan lo más prístino de nuestra existencia. Suelo aborrecer los centros geriátricos, no por la institución en sí, sino por la soledad y la tristeza que embarga a los ancianos lejos de los suyos. Son un peso y hasta una vergüenza el tenerlos. Una sociedad que no estima a sus mayores es una sociedad sin alma ni memoria.

Este tema exige precisión, como escribió el prologuista, para no caer en lugar común. Sindulia El Verbo nos presenta a un poeta que asume el lenguaje como quehacer existencial.

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