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El carbonero de ideas

Muñiz: la moral como crítica

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Fernando GonzálezSanto Domingo

Algunos ven el cine como un entretenimiento. Otros, como un medio de expresión. Aún menos personas lo entienden como una forma de arte. Aquí no manipularé la percepción de las personas sobre esta manifestación cultural. Sin embargo, prosigo para abrir las posibilidades de aprendizaje cinematográfico.

Si bien la cinta “¡ …Y a Dios que me perdone!” (2017) no caería desde mi paladar como una obra maestra, por lo menos desde un punto de vista crítico se puede ver como un gran paso en el cine dominicano.

El filme (basado en hechos reales) despliega las capas morales de Toribio Sosa, un sargento policial de escasos recursos, que termina por adentrarse en el mundo del vigilantismo. No lo hace con fines egoístas, sino para curar a su esposa de una leucemia posparto.

La fotografía de calidad y las actuaciones brillan por el drama intenso y la carga moral que debe asumir nuestro protagonista y su familia.

El guion aparte, aunque no destaque por su personalidad bastante directa e idealista, por lo menos es brillante desde su concepción, debido a su crítica social y situaciones que proponen una reflexión moral por parte del espectador.

Tal como hizo Jerzy Grotowski con “teatro pobre” y Cuarón con su “biodrama”, el director Ángel Muñiz logra sin duda ser uno de varios ejemplos de cómo la cultura dominicana da mucho potencial narrativo y cinematográfico.

Con Muñiz, se logra ver un dilema moral, que lleva a cuestionar los cimientos de la sociedad contemporánea.

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