Reportaje

Torino: un archivo lleno de tesoros

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Luis Beiroluis.beiro@listindiario.com

En un reciente viaje a Torino, el autor visitó el Archivo y el Museo Histórico de esa ciudad donde se conservan documentos y piezas de incalculable valor.

Quien no ha visitado a Torino, no ha ido a Italia. Es una ciudad conectada entre dos magias: la blanca y la negra. Debido a esto, ciertos sitios misteriosos, callejos, parques, explanadas, estatuas se integran a la armóstera de una ciudad enrarecida por el esplendor, surgida a lo largo de los siglos.

La blanca es la que se respira en el decir, en lo que se halla a simple vista y que puede ser caldo del coloquio o del rumor. La negra es la que se oculta detrás de las estatuas, debajo de sus calles adoquinadas, en el fundo de sus parades y en la atmósfera enrarecida que amenaza con vestir de luto a todo al que se adentre a descubrirla.

A simple vista, Torino posee elegantes calles que recuerdan a París y un rico patrimonio cultural como lo demuestra la proliferación de palacios, museos, iglesias y otros edificios impresionantes. Sin embargo, su historia evidencia un pasado mágico, oculto a simple vista pero no falto de historias donde las supersticiones de las guerras, las predicciones de los astrólogos y las aportaciones a la modernidad corretean por los aires y se filtran por los ventanales de sus edificaciones eternas.

El corazón endemoniado de Turín se dice que es la Plaza Statuto la una hermosa explanada donde supuestamente no existen indicios de la historia de la muerte y la tristeza que se le atribuye. Con anterioridad era el sitio preferido para las ejecuciones, aunque algunos aseguran que es el lugar de la entrada al inframundo. La plaza se encuentra en el Oeste de la ciudad y, de acuerdo con los romanos, que dejaron una importante huella en Turín, por allí se oculta el sol. Por tanto, es el sitio donde comienza la oscuridad. Además, según otra leyenda esa plaza es uno de los vértices del triángulo Negro Mágico que conforman Torino, Londres y San Francisco.

El Archivo Histórico de la ciudad.

En el mismo centro de Torino se encuentra el Archivo Histórico más importante de Italia. Sus amplios salones, pasillos, estantes y mesas, aparentemente vacíos, contienen también esa aureola de misterio que envuelve a la ciudad.

Pero allí más que misterio, vibra la historia de Europa y de una parte de América. La fundación de la ciudad, la poesía heroica, la literatura medieval, las guerras intestinas, la conquista de Cerdeña por las tropas romanas y los primeros registros gráficos bordados en hilos dorados con letras góticas a todo color, son algunos de los tesoros que los investigadores y estudiosos pueden consultar. Todos aparecen ocultos en esos estantes, protegidos de las ingestas del tiempo y los insectos.

La doctora Anna María Lucania es un tesoro humano. Ella conoce, casi de memoria, toda la documentación aculada. Pero además tiene la virtud que al solo mirar su interlocutor, descubre su interés investigativo. Camina por aquellos espaciosos salones con maestría y elegancia. Es una dama del saber que dedica todo su tiempo a servir al Archivo y a preservar la memoria histórica de la ciudad. Sabe escuchar. Su memoria es prodigiosa. Y sus afán es cumplir con su deber como especialista y, por tanto, como empleada pública. Da gusto escucharla conversar. Es elocuente, segura, y siempre añade un toque de distinción a sus informaciones. Sabe donde está cada libro. Tiene perfecta noción de locacización de los miles de documentos que debe custodiar, preservar y poner en manos del investigador adecuado. De la historia de América es conocedora. Y además, el archivo posee muchos documentos desde el descubrimiento y siglos posteriores. Entre la papelería también se incluyen tesoros de la República Dominicana que esperan la mano del buen investigador para darlos a conocer en el país.

El Museo Histórico

En el mismo edificio que alberga al Archivo del Estado de Torino, se encuentra el Museo Histórico. Como surgido de una historia fantástica, su espacio es una estancia ejemplar que alberga exhibiciones permanentes y temporales, cuidadas, curadas y protegidas por un personal altamente calificado entre los que descuellan la doctora Maria Gattullo y sus colaboradores, Marco Carassi e Riccardo Lorenzino.

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