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Cine

Sangre, mucha sangre, demasiada

“La pasión de Cristo” es una apología del ensañamiento.

De la caricatura del dolor en sus extremos.

Es la síntesis del odio en forma de venganza contra un cuerpo.

Pocas veces el cine ha tratado de manera tan dramática el sufrimiento de un personaje. Tiene, a diferencia de las otras versiones, una marcada insistencia en dramatizar el castigo corporal. De llevarlo a los extremos.

Toda la película es un espectáculo de crueldad, donde las escenas van sucediendo como estigmas alrededor del retrato bíblico. La intensidad dramática viene a partir de la tortura física. Y el sufrimiento de Cristo aparece con un nivel de naturalismo que atemoriza.

Con sus defectos y virtudes, esta es una obra que dará de qué hablar y no precisamente por su discurso antisemita.

Hasta quienes la adversan deben convenir en sus excelencias cinematográficas. Resuelta increíble que con sólo 25 millones de dólares de presupuesto (de su propio bolsillo, como el propio director ha confesado) Mel Gibson haya podido conseguir la excelencia del vestuario, maquillaje, ambientación, escenografía y puesta en escena de esta superproducción.

La inserción referencial de pasajes bíblicos como complemento a la trama principal -las últimas doce horas en la vida del hijo de Dios- se integran con suma eficacia al discurso cinematográfico y constituyen complementos de la trama necesarios y precisos.

El guión brilla con luz propia. Derrocha asimilación cultural y maestría técnica. Algunos nos resistimos a creer cómo Gibson, sin un “back ground” artístico de nivel haya podido tejer un guión rebosado de detalles desgarrantes. Con diálogos no teatrales.

El casting no pudo ser mejor. El director decidió rodearse de un elenco que respondiera al team work: dejar a un lado la proyección de individualidades para conformar un esquema donde el protagonista principal fuera el ensañamiento.

Todo el filme no gira en torno a la figura de Cristo. Las escenas se arman y los actores aparecen, desaparecen y vuelven a surgir en busca directa de la intensidad del padecimiento, ya bien por azotes golpes y demás elementos de violencia que recaen sobre el personaje.

Gibson atendió los requerimientos del género histórico y se incluyó en la aventura de no conceder demasiadas libertades a la reconstrucción epocal no admite libertades.

Su trabajo fue tan abarcador que logró que los actores trasmitieran el idioma de la época, el Arameo, en perfecta combinación con el Latín, el usado por los romanos.

“La pasión de Cristo” gusta y disgusta. Hubiera preferido verla con un ritmo mucho menos pretencioso para advertir algunos principios de equilibrio entre la vida y la violencia. Pero estamos frente a una puesta en escena comercial. La Biblia ha sido llevada al cine en múltiples ocasiones de manera didáctica. Aquí hay un esfuerzo profesional aunque queda a medio camino.

Ficha Tecnica

Título: The passion of the Christ. Director: Mel Gibson. País: EE.UU-Italia

Duración: 120 min. Guion: Mel Gibson Benedict Fitzgerald. Fotografia: Caleb Deschanel. Musica: Lisa Gerrard, Rachel Portman. Reparto: James Caviezel, Maia Morgenstern, Monica Bellucci, Hristo Jivkov, Hristo Shopov y Rosalinda Celentano.

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