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FOTOPERIODISMO DOMINICANO

Un fotógrafo con historia

El maestro. Antonio García Valoy, fotorreportero del Listín Diario fue, con cámara en mano, testigo excepional de los acontecimientos excepcionales que vivió el pueblo dominicano en los años 60.

El maestro. Antonio García Valoy, fotorreportero del Listín Diario fue, con cámara en mano, testigo excepional de los acontecimientos excepcionales que vivió el pueblo dominicano en los años 60.

Antonio García Valoy ha perdurado, a través del tiempo, como uno de los principales historiadores dominicanos. Cámara en ristre, pudo capturar hechos importantes, exclusivos y decisivos ocurridos en el país durante aquellos tiempos difíciles.

A la edad de 22 años llegó al Listín Diario, con una cámara de aprendiz y todo el deseo de convertirse en un fotógrafo profesional.

Su amigo, Marino Pelvant, quien se desempeñaba como corrector de estilo de este medio, fue el responsable de que él se iniciara en el mundo del fotoperiodismo.

En sus inicios solo iba a escuchar lo que se hablaba sobre fotografía, y esto se convirtió en su rutina diaria. Ver las maquinarias y el proceso para insertar las imágenes en el periódico, entre otros conocimientos, marcaron sus inicios en el Listín.

Una mañana, Federico García Gratereaux, el administrador de aquel entonces, le dio la bienvenida con las siguientes palabras: “Usted va a ser fotógrafo de aquí”.

Primera fotografía en el Listín Para el verano de 1963, el país padeció de la más severa epidemia de Poliomielitis registrada. Esto trajo como consecuencia que más de 400 niños fueran afectados, por lo que se realizó una campaña intensa para agilizar el proceso de construcción de la Asociación Dominicana de Rehabilitación.

En esta campaña estuvo presente Valoy, con su cámara encendida. Allí pudo captar a una enfermera echando una gota de vacuna desde una jeringa. Esta se convirtió en su primera fotografía publicada en el Listín Diario y en primera plana; hoy día esta instantánea forma parte del legado histórico del centro.

Además, le mereció un reconocimiento de parte de la Asociación Dominicana de Rehabilitación para el año 1968, en agradecimiento por ser parte de su lucha para la construcción de este edificio.

Área deportiva De 1963 al 1968 se le encargó ser fotorreportero del área deportiva. “Yo tenía la responsabilidad de cubrir todo lo que fuera deportes, ya fuera en la cancha Eugenio María de Hostos o en el Estadio Quisqueya. Ahí empezó mi historia fotográfica, pues me entregaron un equipo y tenía acceso al laboratorio”, puntualiza.

Debido a la carencia de una escuela de fotografía que en el país, a todos los que incursionaban en el área, se les consideraban aficionados. Entre el grupo que trabajó con él durante aquellos tiempos recuerda a Eduardo Locka, Marino Guzmán y Ramón Lora.

La Guerra de Abril Uno de los momentos críticos que permanecen en la memoria de gran parte de la generación más adulta de dominicanos, es la Revolución de abril de 1965. El país se vio envuelto en bombardeos, disparos, muertes, tensión y temor que hicieron que esos días permanezcan aun muy vivos en la mente de muchos, entre esos García Valoy.

Pese a que estaba encargado del área deportiva para ese momento, se le asignó también cubrir toda la parte del puente Duarte y el Palacio Nacional.

“Yo veía pasar los aviones que venían de San Isidro hacia la capital. Nunca se me olvida ver caer la gente cuando las metrallas de los aviones los alcanzaban, porque no hay cosa que pese más que un muerto. De ahí me trasladé hasta el Palacio Nacional, pero ahí no llegaron a disparar, al menos no ese día”, explica.

Al momento de contar esta parte de la historia, su rostro desfalleció, algo así como si su cuerpo permaneciera inerte sobre el asiento mientras su mente viajaba a través del tiempo hasta aquel horrible suceso.

Gracias a la fuerza de su juventud logró defenderse de los disparos y a la vez trasladarse de un lugar a otro a pies, ya que para ese momento no se disponía de un transporte estable como hoy día. Su memoria atesora estos recuerdos, y su lente captó cada hecho.

Desde el día en que inició la guerra hasta el martes 27, cada edición del Listín Diario publicó diversas imágenes sobre los hechos que lograban captar Valoy y sus compañeros. Sin embargo, por razones de seguridad, el periódico deja de ser publicado y Valoy tuvo que trasladarse hasta Hato Mayor a casa de su suegro y luego hacia el vecino país de Puerto Rico. Continuó su trabajo por lo menos durante tres meses, publicando en el antiguo periódico La Nación los diferentes hechos que seguían ocurriendo.

Fotografías de Caamaño Debido a otro trabajo que realizaba como chofer de un militar, de quien se reserva el nombre, tuvo la oportunidad de captar una reunión importante que se realizó en casa del entonces jefe de la Policía Nacional, de apellido Guzman Acosta, con el coronel Francisco Caamaño Deño y Ruty Apontes.

Valoy aprovechaba y realizaba fotos. Al parecer aquel mandato de Don Rafael lo imprimió en su memoria: “lo importante para mí era la fotografía, más nada”.

Mientras regresaba de cubrir un partido entre Los Tigres del Licey contra las Estrellas Orientales, en San Pedro de Macorís, se armó un tiroteo donde murieron algunas personas. Debido a la hora en que ocurrió y por falta de autorización del director del medio, tuvo que regresar al otro día para hacer más fotografías. Al llegar, toda una investigación se inició tras este suceso, se encontraron documentos importantes y con informaciones confidenciales sobre Caamaño, sin embargo nunca fue publicado.

De 1969 al 1972 hubo una temporada fría en cuanto a hechos relevantes.

En febrero de 1973, mientras cubría en el Palacio Nacional, el presidente recibió la noticia del desembarco de Caamaño. En el periódico le preguntaron que si estaba en condiciones de ir hasta el lugar de los hechos, a lo que responde: “si me mandan yo voy”.

Es así como a la mañana del 16 de febrero de ese año al llegar hasta Alto Bandera, en Constanza, se encuentra con el cadáver de ese gran líder revolucionario.

“Recibí instrucciones del presidente de la República de que no quedara duda del trabajo realizado por las fuerzas militares del país. Que las personas debían quedar conscientes de los muertos que habían allí, ni siquiera me mencionó nombres. Es así como yo empecé a tomar fotografías tanto a Caamaño como a Lalane, de acuerdo a sus cicatrices”, expresó Valoy.

Estas fotografías fueron publicadas en el diario Ultima Hora en una edición especial sobre el desembarco de Caamaño.

De ahí en adelante la empresa lo asciende de puesto, pues de fotógrafo paso a ser supervisor de fotomecánica y luego subgerente de producción y separador de colores. Esto para proteger su vida, ya que fue el único fotorreportero que captó todas las imágenes de aquel suceso.

Deporte Uno de los momentos en que Valoy cubría el área de deportes.

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