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CINE

De Resnais a Truffaut: grandes del cine francés

Renée Michel

Tomado de la página Guddi

“Me apena el cine francés, porque carece de dinero. Me apena el cine estadounidense, porque carece de ideas”.

Jean-Luc Godard

Desde el cinematógrafo de los Lumière, hasta los artificios visuales de George Méliès, Francia ha producido a muchos de los mayores innovadores en el arte audiovisual.

A pesar de los avances tecnológicos, hablar de cine no solo es hablar de técnica, sino también de contenido y forma. Y es que al cine francés la combinación de estos elementos se le da muy bien, por lo que podemos degustarlo con los sentimientos y el ojo crítico.

Y para que puedas incursionar en este categoría de cine, te dejamos la siguiente selección de filmes que son fiel testimonio de la combinación perfecta del cine francés:

Léon (Luc Besson, 1994)

Después de presenciar la muerte de su familia cercana a manos de un agente corrupto de la DEA, Mathilda (Natalie Portman), empecinada en obtener venganza, se convierte en aprendiz y forma una estrecha relación con Léon (Jean Reno), un sicario analfabeto que tiene a una planta como mejor amiga. Este es el argumento de Léon (o como se tituló en español, El profesional o El perfecto asesino).

El thriller de Luc Besson es notable por la calidad de la actuación de sus protagonistas: Jean Reno, Gary Oldman y Natalie Portman, esta última en su debut cinematográfico.

Si no has visto muchas películas francesas, Léon es una excelente iniciación. Además de que te permite explorar una película de la filmografía de Luc Besson, entre la cual se incluyen El quinto elemento, The Transporter, Valerian y la ciudad de los mil planetas, El gran azul, Nikita y Arthur y los Minimoys.

Este director es famoso, además, por incluir en muchas de sus producciones al actor Jean Reno, quien, de esta forma, se ha vuelto un rostro conocido entre los cinéfilos fuera de las fronteras francesas.

À bout de souffle (Jean-Luc Godard, 1960)

Lo que supone ser un viaje de automóvil rutinario se torna en tragedia, cuando Michel (Jean-Paul Belmondo), delincuente menor, dispara impulsivamente a uno de dos policías que le persiguen.

Prófugo, intenta convencer a la estadounidense Patricia (Jean Seberg), quien desconoce su crimen, de fugarse juntos a Italia.

À bout de souffle (Sin aliento o Al filo de la escapada; o tal y como se nombró en España, Al final de la escapada) salta fácilmente a la vista por el estilo de edición empleado por Godard, que en lugar de enfocarse en un sentido estricto de continuidad, resalta un contraste entre tomas consecuentes.

Esta es, sin duda, una excelente opción, si lo que deseas es ver un filme con una narrativa contada de manera diferente. Asimismo, te permite conocer a Jean-Luc Godard, el miembro más importante del movimiento nouvelle vague (nueva ola), desarrollado a finales de la década de los cincuenta en Francia.

La nouvelle vague se caracterizó por romper con lo establecido, con cambiar la dirección del cine francés y por infundirle nuevos aires: unos en los que la técnica y la libertad creativa predominaron.

Enter the Void (Gaspar Noé, 2009)

Oscar (Nathaniel Brown) es un narcotraficante de poca monta que vive en Tokio con su hermana menor, Linda (Paz de la Huerta). Tras una redada policial en un bar y un tenso encuentro con la policía, el joven es asesinado mientras se deshace de su mercancía.

Este no es más que un punto de partida para Enter the Void (o titulada como Entra al vacío) que, ante la muerte de Oscar, hace recorrer a la audiencia a través de los eventos que precedieron al fatal suceso y las consecuencias inmediatas de ello.

Del filme de Gaspar Noé resaltan el empleo de tomas aéreas sobre un Tokio vibrante en colores neón, así como el uso de una perspectiva subjetiva. La experimentación es lo que caracteriza a Noé, de origen argentino, quien en alguna ocasión dijo que su obra está inspirada en la de Stanley Kubrick.

Hiroshima mon amour (Alain Resnais, 1959)

Al punto de finalizar la grabación de una película antiguerra en Hiroshima, la protagonista francesa de la cinta (Emmanuelle Riva) inicia una relación con un arquitecto japonés casado (Eiji Okada), ambos aún profundamente afectados por el impacto de la Segunda Guerra Mundial.

Distintiva por la repetición, intencionalmente, de intercambios entre sus actores titulares, la narración de Hiroshima mon amour (o Hiroshima, mi amor) se hilvana por medio de fragmentos de conversaciones, usualmente por medio de la perspectiva de Riva.

Alain Resnais, entre otros aspectos, se ha caracterizado por hacer adaptaciones cinematográficas de libros. La invención de Morel, por ejemplo, es una adaptación de un libro de Bioy Casares. También es reconocídisimo por su obra Nuit et brouillard, o conocida en español como Noche y niebla, que retrata, con minimalismo y una estética no centrada en el dramatismo, El Holocausto nazi.

L’Amour l’après-midi (Éric Rohmer, 1972)

Frédéric (Bernard Verley) es un joven abogado parisino que disfruta de una vida apacible junto a su esposa, Hélène (Françoise Verley). Bajo acuerdo mutuo, y dado su entendimiento de la naturaleza del ser humano, ambos se permiten fantasear holgadamente sobre encuentros con personas ajenas a su relación.

El regreso de Chloé (Zouzou), una conocida del pasado, pondrá a prueba la resolución de Frédéric por mantener la fantasía y realidad a distancia.

La sexta y última entrega de los Seis cuentos morales de Éric Rohmer, L’Amour l’après-midi (conocida también como El amor después del mediodía), representa una exploración de la fidelidad.

Éric Rohmer es famoso porque su filmografía es de una complejidad emocional asombrosa, que va acorde con el clima emocional de la trama, la cual también se refleja en el escenario físico. En apariencia de una estética sencilla, la obra de Rohmer debe ser disfrutada despacio y poniendo gran atención a los detalles.

Les quatre cents coups (François Truffaut, 1959)

Este filme de 1959 muestra fragmentos de la adolescencia tumultuosa de un joven de nombre Antoine Doinel (Jean-Pierre Léaud). Este personaje es objeto de 4 largometrajes y de un corto inspirados en la vida del director François Truffaut.

Exponente de la corriente Nouvelle vague francesa, con sus característicos movimientos de cámara y congelamiento de toma, Les quatre cents coups (o Los cuatrocientos golpes) desarrolla un retrato desesperanzador de la Francia de la posguerra y de los efectos de la negligencia parental en la psique juvenil.

Les quatre cents coups es, además, una película emblemática de François Truffaut. No solo porque es sumamente conocida, sino porque explora dos temáticas repetitivas para el director: la infancia y los marginados.

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