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Cruz y Ficción

Un nuevo filme llega a las pantallas con el trillado asunto de los exorcismos; su título es “Crucifixión” y se sustenta en hechos reales acontecidos en un pueblo de Rumania.

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Ángel Alonso DolzSanto Domingo

Para atrapar al espectador, “Crucifixión”, una coproducción de Reino Unido y Rumania dirigida por el francés Xavier Gens el pasado año, sugiere un rico conflicto de religiosidad, acentos de intrigas y -por supuesto- aderezos ineludibles del cine de terror.

Pero en esta temática cinematográfica… ¿Alguna película ha superado en forma y esencia la célebre cinta “El Exorcista”?

Después de este filme de 1973 del realizador William Friedkin, nunca será un reto fácil enfrentar a los espectadores y los demonios.

Si en la saga de esta corriente el argumento siempre se ha concentrado en la posesión de una persona y la actuación de un cura contra las fuerzas del mal, en “Crucifixión” se trazó un guión que se proyecta a través de una línea conductora que se traduce en una investigación periodística con estilo policial.

En el año 2005 una joven periodista estadounidense se interesa por hechos ocurridos en un monasterio rumano; durante un exorcismo ha muerto una monja, y tanto el sacerdote que ofició en el rito como otras cuatro religiosas que participaron, son acusados de homicidio.

La indagación acerca de qué ocurrió y en qué circunstancias, es lo que diferencia a esta cinta de sus varias predecesoras, ya que en este caso siempre existió la duda sobre si se trató de un real caso de posesión demoníaca, o una enfermedad psiquiátrica, y el quid de la cuestión es el procedimiento que se utilizó.

Según consta en el Catecismo de la Iglesia Católica, “…el exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su Iglesia. Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo psíquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Por tanto, es importante, asegurarse , antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de una presencia del Maligno y no de una enfermedad”.

En el contexto del filme “Crucifixión”, el procedimiento para el exorcismo lo determina la Iglesia Ortodoxa Rumana, que no contradice los postulados católicos:

“Todos los libros de oraciones Ortodoxos incluyen las oraciones de exorcismo usadas por los sacerdotes para luchar contra el poder del mal. El Libro Ortodoxo de Oraciones (Euchologion) incluye tres oraciones de exorcismo por San Basilio y otras cuatro por San Juan Crisóstomos.”

En síntesis, los hechos son que Irina Cornici, una joven religiosa del monasterio ortodoxo Santísima Trinidad, de Tanacu, en Rumania, fue sometida a un exorcismo por un sacerdote que no quiso ver en ella la esquizofrenia que padecía, y asistido por otras cuatro miembros de la congregación, la mantuvo atada sobre una cruz sin ofrecerle agua ni alimentos, torturándola durante un período hasta hacerla morir.

La periodista que investiga el caso llega al lugar de los sucesos a raíz de producirse éstos y durante su periplo por el pueblo, visitas al monasterio y a la casa familiar de la víctima, será objeto de supuestos enfrentamientos con poderes siniestros, justificados en el subconsciente de la investigadora, algo que pretenden los realizadores sea el “gancho” para mantener en su asiento al espectador,

La tensión es relativa, el suspenso no sobrepasa la mínima expresión, los efectos especiales no conmueven, se acentúan los intentos de aterrorizar mediante flashes, de sonidos que surgen del silencio, de puertas que se abren y cierran por sí mismas, en un cóctel que carece de la magia suficiente para provocar el terror.

Digamos que “Crucifixión” no es en sí una película para asustar, sino más bien un documental dramatizado para hacernos conocer un triste caso de asesinato con alevosía, perpetrado por un manipulador psicópata vestido con sotana.

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