Ventana
sábado, 09 de mayo de 2015
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LITERATURA
Amargord, el reino de los rebeldes
"Con muchas dificultades vamos saliendo adelante porque somos una editorial independiente y no dependemos de nadie más que de mí", José María de la Quintana, editor.
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El dueño de Ediciones Amargord, José María de la Quintana, pertenece al tipo de gente que cree en lo imposible. Desde hace algunos años, su sello editorial ofrece espacio a poetas que disfrutan experimentar con las letras. Por tal razón, y con motivo de la Feria Internacional del libro Santo Domingo 2015 visitó el país para, según sus palabras, dar un poco de apoyo a los dominicanos.
¿Cómo surge ediciones Amargord?
Somos una editorial que tiene 13 años y que cuenta con 400 títulos. Nos enfocamos en los estados alterados de conciencia que era un tema que me interesaba a mí. Quise ser psiquiatra, pero en la época franquista no se podía y desde entonces he trabajado ese tema.
De poesía tenemos como 350 libros y nueve colecciones distintas. Una de las más queridas son textos de autores americanos que escriben en castellano y son muy importantes. Otra es poesía con matemática, otra solo son mujeres, otra de nuevos creadores y de gente muy técnica. Hemos procurado siempre conjugar el diseño con la edición y nos hemos enfocado en el tema de la distribución y que sean buenos textos a buen precio.
¿Qué retos enfrentan?
Como toda editorial de poesía somos pequeños, la poesía se vende poco. Como consecuencia de trabajar con la poesía americana estamos obligados a venir a América y tenemos una serie de distribuidores en Estados Unidos, México, Perú, Chile, República Dominicana y en Uruguay. Queremos seguir con esta labor y nos hemos enfocado en la gente joven, de 35 años, y estamos preparando una traducción de poesía india traduciendo del bengalí, del urdu y otros dialectos.
Con muchas dificultades vamos saliendo adelante, porque somos una editorial independiente y no dependemos de nadie más que de mí. Todo lo que se produce lo pagamos nosotros.
¿Publican autores dominicanos?
Hemos sacado dos autores dominicanos. Queremos sacar una colección dominicana pero la poesía y la cultura dominicana es muy endogámica y también muy fagocitaria. Se pelean todos con todos y viven todos dentro de este país y hay que salir fuera. Tenemos dos libros para el año que viene y encargamos un ensayo de lo que es la poesía dominicana, cubana y puertorriqueña, en español y en ingles, para darnos a conocer.
¿Limita a los escritores dominicanos el vivir en una isla?
Afecta. De momento no puedes ir más allá que lo que da la isla porque te ahogas. Estamos circunscritos a una isla con dimensiones muy pequeñas. Aunque tenemos un vínculo en común que es el idioma. Nos entendemos y eso es un buen comienzo.
¿Cómo sobrevive una editorial de poesía?
Mal. Se vende poca poesía, para que se vendiera más haría falta que los gobiernos que nunca quieren trabajar con la poesía porque para ellos es maléfica y los poetas son gente de mal vivir (borrachos o drogadictos), pero trabajan un tema que es el único que sirve para algo que es el de la imaginación. Creo que no es servidora es reina y no es algo que puedas dominar o controlar y eso es una ventaja maravillosa. Quien no tenga gracia para hacer poesíaque vaya y escriba otra cosa.
¿Qué opinión le merece la poesía dominicana?
Conozco varios autores que me parece están bien, pero hay otros que se creen poetas y no lo son. Pero esto pasa aquí, en España y en cualquier lado los que se creen suelen ser malísimos poetas. Tienen un estilo neobarroco que realmente tiene bastante interés. Los pocos intelectuales que hay me gustan y por eso estoy aquí. Para mí es una pérdida de tiempo y de dinero venir a una feria, pero es una inversión que hago porque creo en ustedes. Amargord también edita “La Hoja”, una revista de barrio, cultural, noctámbula y de poesía con carácter mensual, desde el año 2002.
“Quiero manifestarles que esta editorial, más allá del comercio y los éxitos o no, bascula sobre tres espacios: uno, la ilusión permanente; nos ilusiona nuestro proyecto, dos, estamos imbuídos de eso tan en apariencia tonto como es la alegría, que nos empuja hacia aquello que proponía el libro de Cervantes cuando, casi al final de la segunda parte de sus aventuras, al ser preguntado por un vencido Sancho hacia donde dirigían sus desconsolados pasos, es respondido por un impertérrito Don Quijote con ese adelante, adelante, inolvidable, y tres, al modo de una familia, queremos compartir esa ilusión con todos vosotros, y pediros, aquí, atrevidamente, que colaboréis con nosotros, que nos ayudéis a no quedarnos en una editorial al uso, que podamos establecer desde cada una de nuestras vidas una relación duradera y fecunda más allá de los libros. Nuestro sueño entonces se verá realizado”, escribe el editor.