DESDE LA ÚLTIMA BUTACA
Heli
Algunos críticos le otorgan paternidad de Carlos Reygadas al cine de su compatriota Amat Escalante. Otros, como el columnista Carlos Boyero de “El País” afirman que no les interesan cintas como estas. Sea como fuere, “Heli” es una obra de arte que no merece ser ignorada, posee un discurso cultural por encima de la media de su país y en su recorrido por festival internacionales ha llevado a México ha ratificado la presencia azteca en los altares de la fama. No se puede ocultar que estamos frente a una película agobiante y deprimente, bordeada con una lentitud que roza la monotonía, pero no por ello deja de ser intensa. Su tema no aporta nada nuevo en el cine posmoderno. Sin embargo, el argumento sale adelante por la crudeza de sus escenas, algunas subtramas y el rumbo que toman los personajes que intervienen en ella. Esa gran fotografía de Lorenzo Hagerman no pasa inadvertida por esos encuadres perfectos y primeros planos que nada tienen que envidar. A pesar de adolecer de agilidad ritmática, “Heli” mantiene el interés por ese argumento que a veces se torna inesperado, enigmático y crujiente, aunque al final solo ilumine el conformismo: un camino trillado, convencional y falto de audacia. El gran pecado de Amarante fue esbozar varias subtramas y a fin de cuentas no decidirse por ninguna. O al menos, por la que pudiera haber aportado un discurso distinto a la manida ultraviolencia. En las imágenes que persiguen la relación sentimental entre la hermana de Heli y el joven Beto es donde la película crece, sobre todo, por la sensibilidad que puede despertar en el cinéfilo la suerte de aquella niña que, desde su ingenuidad infantil y las condiciones de pobreza en que vive, ve en la relación anormal que establece con su amado, la única vía para escapar de esa realidad donde la esperanza es como el ladrido de un perro a media noche. Amarante construye escenas inolvidables, se apoya en el silencio para entender la psicología de sus personajes. Ese silencio pudiera ser un mecanismo muy personal para identificar la falta de cultura y perspectiva que impera en esa olvidada región. Ese es un tipo de silencio que los mexicanos heredaron del maestro coreano Kim Ki-Duk. En ese caso, al igual que el director de “Pietá”, los protagonistas hablan con gestos y miradas. La cámara se encarga también que el paisaje hable; que la violencia sea un protagonista memorable y que la pobreza extrema continúe su discurso arrollador, esta vez, en otro de los tantos pueblos perdidos en las entrañas mexicanas, sin que nadie se atreva a ponerle coto de alguna forma digna para los seres humanos que allí habitan. Ficha tecnica País: México. Año: 2013. Director y guion: Amat Escalante. Duración: 105 minutos. Reparto: Armando Espitia, Linda González Hernández, Andrea Jazmín Vergara, Reina Julieta Torres, Ramón Álvarez. Sinopsis: Una niña de 12 años se enamora de un joven de 17, quien roba unos paquetes de droga para escapar y casarse con ella. Este robo desembocará en una serie de acontecimientos trágicos donde se verá envuelta la familia de la menor.