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José Ovejero y su invención del amor

El escritor español José Ovejero obtuvo en marzo de este año el Premio Alfaguara de Novela 2013, dotado con 175.000 dólares y una escultura de Martín Chirino, por la obra La invención del amor, presentada bajo el título Triángulo imperfecto y con el seudónimo Doppelg‰nger. El jurado, presidido por Manuel Rivas y compuesto por Annie Morvan, José María Pozuelo Yvancos, Jordi Puntí, Xavier Velasco, Antonio Ramírez y Pilar Reyes (con voz pero sin voto), declaró ganadora la novela por mayoría. Con cada anuncio del ganador de un premio de tanta importancia en las letras de los países de habla hispana surge el interés del público y de la crítica por conocer un poco más sobre el nuevo representante de la literatura en ese año. En el caso de José Ovejero, un autor que ha cultivado durante su carrera todos los géneros literarios, su pasión por la escritura también abarca el periodismo. Además, es conocido por poseer un estilo franco, arriesgado y, ante todo, creativo. Los reconocimientos no son nuevos para este autor. En 1993 fue galardonado con el Premio Ciudad de Irún por su poemario Biografía del explorador. En 1998, su libro de viajes China para hipocondríacos, obtuvo el Premio Grandes Viajeros, y su novela Las vidas ajenas, fue ganadora del Premio Primavera 2005. También ha escrito Añoranza del héroe, Huir de Palermo, Un mal año para Miki, Nunca pasa nada (Alfaguara, 2007) y La comedia salvaje (Alfaguara, 2009), que en 2010 logró el Premio Ramón Gómez de la Serna. En relatos escribió, Cuentos para salvarnos a todos, Qué raros son los hombres y Mujeres que viajan solas, mientras que en ensayo ha redactado textos como Escritores delincuentes (Alfaguara, 2011) y La ética de la crueldad (Premio Anagrama de Ensayo 2012). Sobre crisisLa Invención del amor, el libro que lo llevó a merecer el Premio Alfaguara, es una novela que habla sobre la soledad, el amor y la capacidad de las personas para reinventarse y autoengañarse. De acuerdo a Ovejero, el trabajador hoy día tiene que ser flexible, estar dispuesto a mudarse de ciudad, a trabajar en varias cosas a la vez, usando una tecnología que lo desmaterializa -puede estar en contacto con numerosas personas en muy distintos lugares sin que sea necesaria la presencia física, sin que conozcamos ni la voz ni la apariencia del otro-; esto, según sus palabras, tiene consecuencias sobre la vida familiar y afectiva. “El ser humano ha vivido siempre en crisis; nunca han existido esos tiempos tranquilos en los que los seres humanos estaban seguros de su lugar en el mundo y no experimentaban ninguna amenaza. En cada siglo ha habido revoluciones del pensamiento que han hecho poner en duda la visión que se tenía del mundo”, comenta Ovejero. “Y toda generación, al envejecer, ha afirmado que el mundo está en crisis, sencillamente porque ninguna generación aprecia los cambios que realiza la siguiente”, agrega. Un premio en cifrasEn esta convocatoria del Premio Alfaguara de Novela se presentaron 802 manuscritos, lo que la convierte en la edición con más participación en la historia del Premio. De esta cantidad, 342 se recibieron en España, 133 en México, 99 en Argentina, 61 en Colombia, 34 en Estados Unidos, 28 en Chile, 23 en Venezuela, 19 en Ecuador, 18 en Perú, 9 en Guatemala y Honduras, 8 en Costa Rica, Panamá y Nicaragua, 8 también en Bolivia, 7 en El Salvador, 7 en Uruguay, 4 en Paraguay y 2 en Puerto Rico. Desde su primera edición, en 1998, han presidido el Premio Alfaguara: Carlos Fuentes, Eduardo Mendoza, Alfredo Bryce Echenique, Antonio Muñoz Molina, Jorge Semprún, Luis Mateo Díez, José Saramago, José Manuel Caballero Bonald, Ángeles Mastretta, Mario Vargas Llosa, Sergio Ramírez, Luis Goytisolo, Manuel Vicent, Bernardo Atxaga y Rosa Montero. Han obtenido el Premio Alfaguara de Novela: Caracol Beach de Eliseo Alberto y Margarita, está linda la mar de Sergio Ramírez (ambos ganadores de la primera edición); Son de Mar, de Manuel Vicent; Últimas noticias del paraíso, de Clara Sánchez; La piel del cielo, de Elena Poniatowska; El vuelo de la reina, de Tomás Eloy Martínez; Diablo Guardián, de Xavier Velasco; Delirio, de Laura Restrepo; El turno del escriba, de Graciela Montes y Ema Wolf, Abril rojo, de Santiago Roncagliolo; Mira si yo te querré, de Luis Leante; Chiquita, de Antonio Orlando Rodríguez; El viajero del siglo, de Andrés Neuman; El arte de la resurrección, de Hernán Rivera Letelier; El ruido de las cosas al caer, de Juan Gabriel Vásquez y Una misma noche de Leopoldo Brizuela. La obraLa invención del amor cuenta la historia de Samuel que, cumplidos los cuarenta, conserva a sus amigos, es socio en una empresa de materiales de construcción y ha encadenado compañeras de cama. Desde su terraza observa sin participar el trajín cotidiano madrileño. Samuel, realmente, está de vuelta sin haber llegado. Un día, alguien al teléfono le dice que Clara ha muerto, y cuelga. Lo misterioso del caso es que Samuel no recuerda a ninguna Clara. Pero eso no le impide convertir a esa chica desconocida en el centro de su vida. Samuel averigua que la persona con la que lo han confundido era el amante secreto de la difunta, y se pone en contacto con la hermana de aquélla, la atractiva Carina. Ambos empiezan a compartir vivencias y huecos. Clara había tenido una conflictiva adolescencia punk, y Carina, la responsable, ahora se nota atascada en el bache de la madurez. Samuel inventa, aprovechándose del sentimiento de culpabilidad de Carina. En la retrospectiva, se sacan a colación viejos dramas familiares, escapadas. Con su empresa al borde del cierre por la crisis, Samuel empieza a hablarle a su madre, con demencia senil, de la Clara que se está inventando. Curiosamente, pronto ese nombre será uno de los pocos que recuerde la anciana. Samuel tampoco puede despegarse ya del recuerdo de Clara, pero se siente cada vez más atraído por Carina.

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