NEGRITA COME COCO
¡Nadie me saca!
Ante la amenaza de un despiadado huracán, la trabajadora sexual Yeneisy Mota Montero dice que prefiere morirse con sus cuatro muchachitos a salir de su ranchito en la cañada del El Semillero, en el barrio del Hoyo de Chulín. A la Yeni, como la conocen en su barrio, poco le importa pasar a ser una muerta más en algún reporte publicado en los periódicos, debido a que “ha tenido que aguantar demasiada’ vaina de clientes, y uno que otro policía necesitado, para que le vengan a decir que tiene que dejar su casa y todos sus trastes”, ganados a puro golpe de cintura. “Ay ñeñe, salirme pa’ un refugio y dejar lo poco que tengo, eso solo cabe en la cabeza de la gente que le sobran los cuartos y que comen tre’ vece’ al día”, asegura la Yeni. ¡Que no se sale la Yeni, que no dejará su colchón a los ladrones!, parece decir el viento. ¡Que no se sale la Yeni, que no dejará su tanque de gas a los ladronazos!, se le oye cantar a la lluvia. “Que venga el huracán, coño, que a mí nadie me mueve de aquí”, dice con furia la Yeni mientras se alista para atender un cliente. “A mí que no venga a sacarme nadie, que en vez de hacer eso lo que debieran los policías es acabar con to’ lo tecato que tienen asarao’ al barrio robando a cada rato”, repite cuando acaba de alegrar a un cliente. ¡Que no se sale la Yeni, que no dejará las bocinas del radio a los ladrones!, comenta con fuerza el trueno. ¡Que no se sale la Yeni, que no dejará el juego de comedor “nuevecito de paquete” a los ladrones!, avisan los relámpagos. Que no se sale la Yeni, que no dejará su juego de sala a los tigueres para que lo vendan y se lo fumen de crack. ¡Que no se sale la Yeni, que no dejará su estufita a los piperos del barrio!, Que no se sale la Yeni, que no dejará su colchón a los ladrones, parecen decir los truenos. Ante las declaraciones de la Yeni, el despiadado huracán Jorge alega que poco le importa lo que diga una negrita de un barrio pobre ubicado, para colmo, en un mísero pedazo de isla. Y anuncia con su gran vozarrón, mediante grandes ventarrones y con fuertes inundaciones, que a quienes queden en la cañada El Semillero, del Hoyo de Chulín, que “se agarren duro que les voy a dar con mambo”.