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REINVENTAR LAS EDITORIALES

¿Negocio de alto riesgo?

El tema de las editoriales en República Dominicana, da pie a diversas opiniones. Para algunos, este sector no existe, mientras que otros abogan por la alfabetización de posibles lectores

La necesidad de mejorar el mercado editorial en la República Dominicana, de crear políticas estatales que lo apoyen y de ofrecer más apoyo a los autores está latente. En esta ocasión escritores y poetas “de la nueva generación” ofrecen su opinión en torno al tema. En la isla Para el poeta y editor Luis Reynaldo Pérez el pequeño mercado editorial de República Dominicana va de mal en peor. Según sus palabras, existen apenas dos o tres editoriales, la política estatal cada día más confusa y cada día se ignora a gente talentosa para beneficiar a amigos y allegados que casi siempre son malos escritores. “Seguimos esperanzados en los pocos concursos serios para poder publicar nuestros libros o en invertir nuestros ahorros en mil ejemplares que se quedarán, en su gran mayoría, cogiendo polvo en un rincón”, explica. “Aún no hemos pensado en ediciones artesanales como se hace en Latinoamérica. Estamos muy cómodos esperando que un editor o el Estado vengan a tocarnos las puertas para editarnos”, asegura. Sobre el tema, la ganadora del Premio Poesía Joven de la Feria Internacional del Libro 2013, Argénida Romero, considera que en el país, en lo que debe ser una editorial con relación a un escritor y a un público lector, más que un mercado editorial, existe un mercado de imprenta. “Se supone que un editorial acoge escritos, sea por la vía que le lleguen, los examina, decide que publicar y que no, acompaña al escritor en el proceso de publicación...en República Dominicana parece que la prioridad es la cantidad”, afirma. Un punto que expone Rey Andú- jar, escritor dominicano radicado en el extranjero, es la necesidad de lectores para crear un mercado editorial. “Hay que recordar que mercado significa también intercambio. No se trata de vender más libros o tener más imprentas, el asunto es crear discusiones sobre literatura”. De acuerdo al ganador del Concurso Literario Letras de Ultramar 2010, por razones históricas, en RD la literatura está asociada a la vena política-intelectual, algo alejado de lo terrenal. “Debido a lo anterior ciertos lectores mantienen que la literatura dominicana actual no está cerca de la gente. Debo diferir de ello. Ese ambiente están pasando cosas interesantes siempre, pero se habla muy poco de ellas”, dice. Algo de lo que se lamenta la artista visual, poeta y activista social Michelle Ricardo, es sobre el reducido número de editoriales en la isla. “Es una lástima que hayan tan pocas. Sin embargo entiendo que una editorial, en una sociedad que no consume literatura, sería un negocio de alto riesgo”. El escritor Alexéi Tellerías comparte la opinión de Ricardo, aunque agrega que lo único que cree que tiene mercado en RD son ciertos best sellers y autores de libros de superación personal, autoayuda e historias fantásticas. “Los demás estamos condenados a un modelo donde si logramos vender 200 ejemplares podemos sentirnos rockstars. Las librerías (las dos o tres que quedan) no pueden dejarme mentir”, destaca. Tellerías afirma que en el ámbito local solo venden libros los temas polémicos y Trujillo. “Y claro, resalto a autores cuya trayectoria habla por ellos y venden bien (me llega a la mente Andrés L. Mateo). Por lo demás, no puede hablarse de mercado editorial en un país donde hay pocas editoras y algunos de sus encargados lo que buscan es hacerse de dinero a costa de engañar y engatusar a jóvenes autores que están buscando publicar”. La demanda El problema de la demanda de libros por parte de los lectores es un punto en el que los entrevistados difieren. De acuerdo a Pérez, hace falta difusión y recomienda a los autores dejar la arrogancia característica de los artistas e intelectuales. “Domingo Moreno Jimenes fue de pueblo en pueblo vendiendo sus libros. Si los autores copiáramos a algunas sectas religiosas en su estrategia de promoción otro gallo cantaría”, asegura. “Además, es importante que usemos las nuevas tecnologías. Hacernos un fanpage en Facebook, sacar un Twitter, tener un blog y enviar nuestros textos a concursos internacionales y a editoriales extranjeras que publiquen de manera independiente de la gran industria”, agrega. Para Romero, más que pensar en un “mercado de lectores”, como si se hablara de venta de víveres o carros, lo primordial es enseñar a leer y que desde la enseñanza se aprenda a amar lo que se lee. “Las bibliotecas, esos abandonados y cada vez más escasos espacios, me parecen un lugar excelente para enamorarse de la lectura desde la niñez. No creo en la “obligación” de tener que leer estos o aquellos. Eso desenamora”. Al igual que Romero, Andújar dice que más que pocos lectores, hacen falta espacios para la discusión y la exposición de esa literatura. Por este motivo, recomienda que se empiece a alfabetizar al futuro público. Otra que comparte la solución de la alfabetización, es Michelle Ricardo. La joven recomienda hacer una campaña de conc i ent i - zación y de promoción de los autores y ponerlos de manera obligatoria en nuestros planes escolares. “No solo a los clásicos o maestros, también a los emergentes y contemporáneos. Y cuando hablo de propaganda no hablo de publicidad propagandística, hablo del desarrollo de estrategias que incidan en poblaciones reales, un ejemplo de esto es el trabajo del Taller Literario Aníbal Montalvo en San Cristóbal”. Tellerías recuerda que durante el congreso Lengua de Mar, Noé Zayas planteó que se integrasen más obras de autores cont e m p o r á - neos como lecturas obligadas para las escuelas y liceos (algo así como cambiar “La cabaña del Tío Tom” por “Los Ángeles de Hueso” de Veloz Maggiolo, por ejemplo). “Los estudiantes son un nicho cautivo y por ahí puede empezarse a estimular la lectura y posteriormente la demanda de autores dominicanos... o tal vez tendríamos que empezar a escribir sobre vampiros, brujos y chamanes”, apunta Tellerías. Nuevas tecnologías Ante los retos que enfrentan los escritores criollos para publicar sus libros o para obtener alguna ganancia de ellos, se debe pensar en otras maneras de promoción y venta. Es por eso que en una época en la que los posibles lectores tienen acceso o saben utilizar las nuevas tecnologías, el Internet se presenta como el factor X que le faltaba a la formula editoresautores. Escritores como Luis Reynaldo Pérez recomiendan que se aproveche el hecho de que casi cinco millones de dominicanos tienen acceso a internet. “Ya hay algunos intentos de digitalizar libros dominicanos. En mi caso particular, estoy a punto de presentar una editorial que por el momento sólo publicará ebooks que serán libros pensados desde el primer momento para este formato, aunque no descartamos ediciones impresas en pequeñas tiradas y ediciones de arte”, anuncia Al igual que Pérez, Romero reconoce el valor que poseen las nuevas tecnologías: “Son un medio. Si sales a la calle y observas, verás a jóvenes y adultos con sus teléfonos inteligentes en las manos, tabletas, laptops... Sería bueno pensar ¿cómo podemos usar estos medios para que la gente lea novelas, ensayos, relatos, poemas...y paguen por ello? Es la pregunta que parece que ninguna editorial en el país se hace”. Para reafirmar la posición de sus colegas, Tellerías dice que se está lanzando la primera librería virtual en el país y anuncia a “Luna Insomne”, el sello editorial digital de Luis Reynaldo Pérez. “Mientras tanto, es menester reconocer que los blogs y las redes sociales han permitido visibilizar más el trabajo de muchos autores aún inéditos y otros que ya tienen cierto renombre dentro de la escena literaria/ cultural de esta media isla y zonas aledañas”. Mientras que Ricardo considera a las redes sociales y el Internet como la mayor fuente de publicidad y exposición de las editoriales independientes. Lo nuevo Para Pérez las editoriales independientes han hecho una labor titánica, aunque no cuentan con el apoyo que necesitan. “Es necesario citar a “Ángeles de Fierro”, que durante más de diez años hizo una labor inmensa y a “De a poco ediciones” que ha sacado la cara por cierto tipo de literatura que ha sido casi ignorada por los entes de poder”, refiere. Romero dice que son un respiro necesario, una opción y que le encantaría que cada día sean más. Algo que destaca Andújar es que se habla mucho de la crisis del mercado editorial y no tanto de las maravillas que pueden encontrarse en las editoriales independientes: “Durante los años que me mudé a Puerto Rico el mundo del libro se veía atacado por conglomerados como Borders y Barnes and Noble. Fui testigo y parte de un pánico. En cuestión de cinco años esas grandes compañías sufren un golpe terrible y las pequeñas editoriales y librerías vuelven a probar su relevancia”. Tanto Ricardo, como Tellerías califican de positivo el trabajo que realizan estos tipos de editores. La primera considera que simbolizan el rescate de autores y resalta el trabajo de Cielo naranja. Mientras que Tellerías comenta que no buscan hacerse de dinero, sino hacer que la obra llegue y que nadie pierda recursos. Esta, según Tellerías, es tal vez una de las hazañas más sinceras y honestas en estos días de siglo 21.

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