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HABLA EL ESCRITOR

Xavier Velasco, el sobreviviente

"PARTE DE MI RETO EN LA VIDA SIEMPRE HA SIDO PASAR POR ENCIMA DE LOS MALOS AUGURIOS Y PROBARLES LO CONTRARIO"

La vida de Xavier Velasco cambió para bien el día en que ganó el Premio Alfaguara por su libro “Diablo Guardián”. Para más exactitud un 24 de febrero de 2003, a las 6:01 de la mañana. A partir de entonces, el autor del reconocido best-seller hispanoamericano, con más de diez ediciones y 200,000 ejemplares vendidos, se ha dedicado a demostrar al mundo que es posible hacer lo que uno quiere en la vida o al menos ser feliz intentándolo. ¿Escribir es para usted un “vicio secreto”? Lo era cuando era niño, cuando empecé a escribir y no quería que los demás me leyeran. Era un juego a escondidas de los profesores y de mis padres. Pero nunca pensé escribir sobre mi vida, solo hablaba de caballeros medievales y cosas por el estilo. ¿Hay que vivir mucho para poder escribir?La vida de Borges me contradiría totalmente, él se arrepentía de haber vivido poco y haber leído mucho. Si se necesita una vida intensa, o al menos que esta se mueva en nuestro interior. ¿Periodismo y literatura, son una buena mezcla?Ambas se complementan. Finalmente el periodista y el novelista andan en busca de una historia. La diferencia es que el primero solo tiene unas horas para hacerlo y el escritor tiene toda la vida, si es necesario. El periodismo ayuda mucho a forjar un escritor, ya que le permite superar el mito del bloqueo. ¿Cree usted en el “bloqueo” de escritor? Para mí no es así, cuando tengo una página en blanco solo pienso que no está listo lo que estoy escribiendo y suelto la pluma y el papel y me dedico a tramar. Es parte del trabajo, pero no me doy la licencia de “bloquearme”. Uno aprende que los pretextos no funcionan, no debe ser así. No me gusta ser patético ante mí mismo o dejar crecer la ansiedad. ¿Cuál ha sido la novela que le ha dado más dificultades? “Puedo explicarlo todo”, no porque haya habido tanto que explicar, sino porque es la novela más ambiciosa que me he decidido escribir. Tanto a “Diablo Guardián” como a esta las intenté varias veces, pero “Puedo explicarlo todo” era mucho más complicada. Era una trama que varias veces pensé que nunca podría terminar, pero esta fue otra razón para seguir adelante. ¿Entonces “Puedo explicarlo todo” es su texto favorito? Dicen que cuando una madre tiene problemas para desarrollar un hijo forma una relación especial con él. Cuando alguien me dice que le gusta ese libro, algo dentro de mí se reconforta. Antes de esta novela tenía una premiada con un tremendo éxito y sentía un gran peso y expectativa. Me habían llegado comentarios de escritores que dudaban si yo iba a escribir algo más e incluso yo mismo llegué a dudar con ellos. ¿Qué significó su libro “Diablo Guardián”?Partió mi vida en dos, es el antes y después de mi existencia. No quería arrastrar el resto de mis días la etiqueta auto impuesta de perdedor y terminarla fue una sensación muy grande de plenitud que no conocía. Cuando llegó el Premio, y todo lo que vino después, fue absolutamente distinto de cómo era antes. Todavía me estoy acostumbrando. llegas a congresos literarios y de repente tienes que luchar en un medio que te ve como “recién llegado”, solo por el segundo o al tercer libro te empiezan a tomar en serio. ¿Qué opina sobre la competencia entre escritores?Es sana. Para empezar no me molesta tener colegas que escriban grandes libros. Lo triste es que la competencia sea entre mediocridades o entre egos, no me interesa demostrar si soy mejor o peor que nadie, más bien cuando veo una buena novela me dan ganas de escribir, es un estimulo. Me da tristeza cuando soy juez de un concurso y tengo que elegir la menos mala, eso es terrible. Con las redes sociales supongo que algunos competirán para ver quién tiene más seguidores, pero ahí siempre estaremos humillados, Lady Gaga tiene millones y nunca la vamos a alcanzar. ¿Cómo ve la relación jóvenes-literatura? Son uno de los públicos más apreciativos, aunque no a todos les interesa leer. En mis presentaciones tengo mucha gente joven y me satisface porque me veo reflejado en ellos. Hay gente que dice que los muchachos de ahora no leen, pero son impresiones totalmente subjetivas. Cada día el factor económico es menos importante, todos los clásicos están disponibles en internet y si no tienen para comprar un Ipad lo pueden hacer en una computadora, no existen limitaciones. Quien tiene Twitter y le interesa la literatura puede seguir escritores y ver lo que escriben. Al final lo que cuenta es el interés. ¿Se interesan los políticos en la cultura?Claro que si, porque los hace ver bien. Les atrae la cultura como les importan aquellos temas que les ayudan a conservar el poder. Aunque estamos generalizando, hay algunos que desde siempre fueron lectores, generalmente los más astutos. Además hay que saber que cuando uno de ellos quiere conocerte, lo más probable es que quiera sacarte algo. ¿Le gustaría un puesto político?Cuando empecé la universidad estudié cinco semestres de ciencias políticas, porque pensaba que eran profesiones afines. Eso no es cierto, son carreras tan contrarias que uno como escritor utiliza las mentiras para decir la verdad, mientras que el político usa verdades para decir mentiras, aunque de nuevo generalizo. ¿Qué representa “La edad de la punzada”?La tenía pensada desde mi adolescencia. Me prometí que algún día tendría que contarla. Sabía dónde empezarla, no creo que pasara una semana de mi vida en la que no hubiera pensado en ella. Es el cuento de las desventuras de un adolescente y de cómo se puede seguir viviendo e ignorar lo negativo. Lo que hizo especial este libro es que a los dos meses de estarla escribiendo mi madre murió y eso lo volvió un texto de supervivencia y absolutamente necesario. Dejé de escribir mes y medio, pero recordé que ella me decía que no podía parar. Empecé a ver a mi madre joven, regañándome y padeciéndome todos los días. Al reiniciar la historia me lancé a recobrarla y no dejarla ir, a decirle que se quedara conmigo. Cuando uno escribe con lágrimas y desesperanza sabe que lo hace para sobrevivir. Me sentía muy triste, pero cuando me sentaba a escribir me sentía muy dichoso y llegué hasta el final. Pasada la ausencia de ella, lo mejor que me pudo pasar fue esta novela porque logré recomponerme, a pesar de que hay un hueco y una tristeza que no se van a ir. Pero qué bueno que así sea, porque es una cicatriz a la que quiero mucho.

(+)LA EDAD DE LA PUNZADA (ALFAGUARA)Esta es la historia del peor alumno del colegio. Corrección: de la historia del colegio. Con casi catorce años, unos cuantos apestados sociales por amigos y el boletín de calificaciones constelado de círculos rojos, nuestro protagonista sobrevive a un instituto sólo-para-varones soñando a toda hora en esas vecinitas a las que nunca ha osado saludar. Si otros inadaptados no saben lo que quieren, él lo tiene tan claro como su timidez: una moto y una chamarra negra. Decidido a contradecir al retrato embustero del niño con su afgano que preside la sala de su casa, el narrador busca la mejor fórmula para fabricar pólvora, combate a sus vecinos con un rifle de diábolos y bombas incendiarias, roba huesos en sus visitas al panteón, acaba con los nervios de dos padres querúbicos y de paso se deja enardecer por toda suerte de antojos secretos. Esta novela cuenta la historia de una de esas adolescencias en picada donde todo parece salir mal, en medio de una prisa por vivir que invita a acelerar y cerrar los ojos, hasta que cualquier día se despierta en lo hondo de un auténtico infierno para adultos: allí donde la risa es un mero recurso de sobrevivencia.

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