La Cuarta Pared
Viaje de regreso mientras camina adelante
Mirar atrás nunca hace mal. Después de todo, empleamos tanto tiempo en planear detalladamente el futuro, en tomar decisiones y ejecutar tareas que nos aseguran el día de mañana, que detenernos a voltear la cara aunque sea una vez llega a sentirse refrescante. Nada como volver, física o mentalmente, a nuestro punto de inicio. Luego de tener la vista enfocada hacia adelante por tanto tiempo es difícil medir correctamente el camino andado, recordar con exactitud cada prueba superada, cada pequeña batalla que ya ha sido ganada. A veces nos sentimos tan pero tan lejos del objetivo; pero si logramos revivir de verdad los instantes pasados veremos que ya no somos la misma persona que dio aquel primer paso. Quizás porque nuestros ojos han visto más, porque hemos aprendido cosas vitales para nuestro éxito, porque hemos dejado atrás ciertos miedos o porque, aunque sean pequeños, los pasos que ya hemos dado han ido soltado de nuestros pies las raíces y cada vez estamos más ligeros y preparados para el vuelo. A veces el camino se tuerce, cae bajo sombras, se hace más largo o más dudoso; pero no hay un sólo paso en vano. Cada palabra, cada silencio, cada sacrificio que hayamos puesto de abono en el banco de nuestros planes de vida tendrá su propia forma de empujarnos adelante. Estos no solamente aseguran que la meta se cumpla, si no que garantizan que, al momento de cumplirse, estaremos ya preparados para ella. Pero, curiosamente, nunca podremos apreciar nuestro progreso perfectamente hasta que no tomemos el tiempo de volver hacia atrás, hasta que visitemos las viejas huellas; las gotas de sudor aún brillantes en la tierra; las trampas del camino, esas que burlamos y esas que nos burlaron; los ecos de las risas y los gritos de victoria; las tizas con las que marcamos las lecciones aprendidas. Así, cuando lleguemos de regreso al principio, y recordemos con detalle todo lo que aún faltaba, todo lo que aún no sabíamos, todos los obstáculos que ahora yacen inertes a la orilla, sabremos que no importa el tiempo que ha pasado o el que falte. El éxito es seguro porque ya tenemos la prueba de un ayer y no vivimos aún en el sueño de un mañana, porque tenemos los pasos recorridos, y más importante aún, porque hasta ahora, las huellas siguen marcadas hacia adelante.