CENTENARIO DE TAIWÁN
El apoyo moral a China Nacionalista
EL CANCILLER DOMINICANO QUE VIAJÓ A TAIPÉI EN 1968 FUE FERNANDO AMIAMA TIÓ Y NO LUIS, COMO FUE PUBLICADO LA PASADA SEMANA
Desde su juventud, el embajador Ciro Amaury Dargam Cruz se relacionó con la cultura oriental. Sus familiares y maestros le enseñaron que la emigración china llegó a la República Dominicana desde muchos años atrás, en busca de nuevos horizontes. y que siempre fue una comunidad laboriosa. Incluso, por boca de su profesor Armando Oscar Pacheco conoció la integración oriental a las luchas independentistas dominicanas, sobre todo en la guerra restauradora: “Hubo chinos que pelearon al lado de los dominicanos en la Guerra de la Restauración, y todo el que cayó peleando lo llevaban al cementerio, cruzando la puerta de El Conde; desde hace muchos años, los chinos han venido emigrando a América y, donde quiera que llegan, demuestran ser una comunidad muy laboriosa. Esa migración ha dado toda clase de profesionales, grandes abogados, comerciantes, rectores de universidades, ministros de Estado, diplomáticos, etcétera” me dice el profesional del derecho con pausada firmeza. Estoy sentado en el sofá de su apartamento y le he hecho recordar una etapa de su primera juventud. Carnavales y colectasEl doctor Dargam siempre fue un hombre de convicciones. Durante su primera juventud militó en el movimiento del 1J4 y sufrió el encierro en la cárcel de la 40 por sus ideas revolucionarias. Después, se desempeñó como diplomático, y todavía hoy presta sus servicios en la cancillería dominicana. Él recuerda la efervescencia china en el país, desde los carnavales dominicanos hasta la recolecta de fondos para ayudar a Taiwán, un país empobrecido en aquella etapa de su historia: “La República Dominicana siempre fue un pueblo de inmigrantes. No se olvide que la primera nación que dio apertura a la persecución contra los judíos fue la República Dominicana. Como también fue una de las naciones que recibió a los vencidos de la Guerra Civil Española. En los carnavales desfilaba el Barrio Chino con sus célebres dragones y vistosas carrozas que ellos mismos adornaban con sus atributos culturales. Esas tradicionales jornadas festivas transcurrían a lo largo del paseo Presidente Billini, que después se llamó avenida George Washington que terminaba justo en la Máximo Gómez. En cuanto a las colectas, puede que haya algo de cierto por una razón. Aquí hubo una persona, el propietario del restaurant frente al Parque Independencia, encargado en acopiar ayuda social y económica al gobierno nacionalista. Le estoy hablando de cuando yo era muy joven, con 26 años todavía no cumplidos. El barrio chinoEl embajador Dargam recuerda donde se instauró el Barrio Chino por primera vez en Santo Domingo: “El barrio chino de entonces no es como nos imaginamos hoy. Mi padre me contaba que los libaneses, primero, se establecieron en la calle El Conde y de allí pasaron a la avenida Mella. Los chinos se dedicaron al comercio, y se congregaron a lo largo de la calle Benito. Ese era el Barrio Chino en sus inicios. Estaba constituido por un colectivo humano compacto, dedicado al comercio, sobre todo en el área de restaurantes. De manera que mientras los demás emigrantes vendían telas, calzados o apostaban a la agricultura, los nacionales chinos se dedicaban a la comida, cuyo secreto no radicaba en la variedad, sino en la calidad de los ingredientes que ellos ponen en ¥la sazón¥ y que hace posible que cualquier alimento embruje al paladar debido al sabor de esa salsa. Con el paso del tiempo, la comunidad china comenzó a expandirse por calles aledañas a la Benito, hasta llegar a la avenida Duarte, donde se encuentra hoy”. Arroz en Juma CaracolEn 1967, antes de partir a Taiwán junto al canciller Fernando Amiama Tió, el doctor Balaguer le solicitó a la comitiva que informaran al presidente Chian Kai Shek sus deseos de fomentar en el país el cultivo del arroz en la región Juma Caracol, en Bonao. Esa encomienda se la encargó el canciller Amiama al doctor Dargam. Sobre ese tema, el diplomático relata: “Tan pronto hablamos con el Generalísimo Chian Kai Shek en su Palacio de Verano, en abril de 1968, puse en su conocimiento la solicitud del Presidente Balaguer, a lo cual el presidente taiwanés ordenó que siete técnicos vinieran inmediatamente para Bonao para sembrar una variedad de arroz muy especial. Eran técnicos que, en principio, habían sido destinados a Costa Rica con iguales propósitos pero, que en definitiva, se reasignaron a nuestro país. Fue tal el nivel de aquella asesoría taiwanesa que todavía hoy, cuando se viaja del Sur al Norte en la República Dominicana, se descubre a la izquierda de la vía, aquel sembradío de arroz”. Pero los inicios de la cooperación técnica en materia del cultivo de arroz, ocurrió durante los siete meses del gobierno de Juan Bosch. Tanto el Presidente Constitucional como el Secretario de Agricultura de entonces, Antonio Guzmán, solicitaron a Taiwán asistencia en el cultivo del arroz que, en aquellos momentos solo tenía una productividad de unos 2,000 a 2,4000 kilos por hectáreas. Es entonces que, según datos aportados por la embajada taiwanesa en Santo Domingo en el libro “Historia de una cooperación exitosa de pueblo a pueblo” (2008, pág. 8), se inicia la cooperación de Taiwán con la República Dominicana. Esa primera colaboración se estancó por unos años debido a las transformaciones políticas provocadas por el Golpe de Estado contra Bosch, la Guerra Civil y la Intervención de los Estados Unidos. Se volvió a normalizar hasta el año 1966 en que el doctor Joaquín Balaguer es elegido Presidente de la República. De manera que fueron los taiwaneses quienes enseñaron a los dominicanos a cultivar el arroz con la tecnología oriental. Y gracias a esa ayuda, el país llegó a convertirse en exportador de arroz. En el año 2008, la productividad de este cultivo alcanzó la cifra de unos 4,500 a 5,000 kilos, según se establece en la publicación antes citada. Muchos de esos técnicos taiwaneses fueron condecorados y se les otorgó la nacionalidad dominicana. (+)SOLIDARIDAD ETERNA CON TAIWÁNDesde la partida a Taiwán del Generalísimo Chian Kai Shek, la República Dominicana mantuvo un apoyo moral al Partido Nacionalista (Koumintang) y a la nueva nación que se acababa de formar. Poco había que ofrecer desde el punto de vista material en aquellos tiempos. Por los años cuarenta, cincuenta y sesenta, la presencia dominicana en Taiwán, así como la taiwanesa en Santo Domingo revestía rasgos de tipo moral y de solidaridad. Todavía no se habían abierto las puertas al comercio, ni a los intercambios. Las relaciones con Taiwán siempre fueron de mucho respaldo moral para Taiwán, y con el paso del tiempo, Taiwán se esmeró como pocos en la ayuda material a la República Dominicana.
