El enemigo

Más fácil es escalar una montaña que esperar por escalarla. Más fácil la certeza de enfrentar a un león que la incertidumbre de si seremos enviados a enfrentarlo. La Espera es el eterno enemigo, y el tiempo su aliado. Como seres humanos, nada nos es más tenebroso qur el no saber lo que sucederá. Esa es la constante prueba. Tenemos planes, tenemos sospechas de lo que ocurrirá mañana; pero en esos momentos de miedo, cuando el tanto esperar nos lleva a considerar todos los inconvenientes que se encuentran a mano, todas las amenazas, preferiríamos que se nos diga de una vez por todas una mala noticia, a la tortura de estar simplememte flotando en el aire, perpetuamente en el mismo lugar, sin señales de atraso o avance. Solamente el que ha llegado al final de la prueba ha podido decir que la espera tuvo sentido. Solamente el que ha observado el cuadro completamente ha podido comprender y apreciar el valor de sus partes. Todos los que aún flotamos escuchamos con ojos ya vidriosos su relato. No nos queda más que continuar esperando, ahora quizás con un poco más de esperanza. Más fácil es escalar una montaña que esperar por escalarla, pero, ¿Es mejor haber llegado a su tope sin habernos dado cuenta de cómo lo hicimos? Hay algo de encanto, para nosotros los hombres, en el poder mirar atrás y saborear cada momento, recordar con detalle cómo obtuvimos cada una de nuestras cicatrices, saber que el peso de lo que tenemos es directamente proporcional al esfuerzo que tuvimos que emplear para obtenerlo. No, no hay satisfacción en lo que llega así por así, sin incertidumbre o espera. La Espera es el eterno enemigo, y no se es héroe sin enfrentarlo. ... Antes de terminarse la visión se disipa: Estoy en la mitad, colgado en una jaula, colgado en una imagen. El origen se aleja, el fin se desvanece. No hay fin ni principio: Estoy en la pausa, no acabo ni comienzo, Lo que digo no tiene pies ni cabeza. Doy vueltas en mí mismo y siempre encuentro los mismos rostros y a mí mismo no me encuentro. Mi historia no es mía: Sílaba de esa frase rota - Octavio Paz que en su delirio circular repite la ciudad...