DESDE LA ÚLTIMA BUTACA
The man from nowhere
Sinopsis: El exagente especial Cha Tae-sik lleva una paternal relación de amistad con una niña que es su vecina. Su madre se dedica al contrabando de drogas y un día le pide al ex-agente que la esconda en su habitación cierta mercancía, sin decirle de qué se trata. Cuando los traficantes notan la ausencia de la mercancía, secuestran a madre e hija y confunden al ex-agente con un capo rival. I Los coreanos hacen un cine que impacta, sobrecoge y se mete dentro de la piel. Esto es posible porque tienen otro tipo de sensibilidad cultural. Prueba de ello es esta película donde se pone de manifiesto una manera muy propia de escribir el guión. En “The man fron nowhere”, lo narrativo ocupa un plano fundamental porque saben que una buena historia es lo primero que impacta al espectador. Pero además, incorporan a esa historia una concepción artística que se apoya en elementos tradiciones enriquecidos con las innovaciones tecnológicas. Con buen pulso, seguridad argumental y sobriedad de recursos, el cine coreano se ubica en una vanguardia artística que mucha falta le hacía a la gran pantalla posmoderna. En este filme se presentan a los personajes tal y como son, sin pinceladas anecdóticas, ni histrionismos desfasados. Aquí se consigue romper la frontera espectador/película para convertir a los cinéfilos en protagonistas. Otra peculiaridad de esta obra es la naturalidad con que entremezclan los géneros para hacernos reflexionar que drama, crimen, aventura y thriller son fantasmas revestidos con la propia nostalgia que saltan, de las calles de la ficción a las calles de la vida, con rumbo fijo y mirada previsora. “The Man From Nowhere” fue la producción más exitosa de Corea del Sur en el pasado año 2010, y barrió los records de taquillas de su país para una temporada. Su éxito está basado en varios factores objetivos que, de manera intencional, el director ha enhebrado con pericia para lograr un producto culturalmente terminado. Sobresale la eficacia con que se maneja la exageración. Todos los personajes están llevados al extremo y pueden involucionar dentro de ellos mismos. Los negativos son peores y a veces el grado de maldad se encierra dentro de un círculo inexpugnable. El héroe tiene sus tintes de oscuridad y desde su aparición en pantalla, sabemos que está dispuesto a todo. Los menores y mayores de edad víctimas de la trama son seres inocentes que inspiran ternura y lástima por la suerte que el destino les depara, pero también rabia. Esto ocurre porque Lee Jeongbeom ha logrado un perfecto equilibrio en la dirección de actores. Todos aparecen en perfecta ubicación en tiempo y espacio, ninguno porta gratuidades y el guión se encarga en ofrecerles una razón de existir dentro del filme. Desde el punto de vista narrativo, la película impacta desde su comienzo por la fuerza con que se presentan los acontecimientos, y la belleza de su puesta en escena. Pero sin duda, la clave de esta cinta (y de la mayoría del cine coreano) se encuentra en los pequeños detalles, en ese colorido magistral, en esa música inolvidable, en la ambientación nada gratuita, en la banda sonora competente y en el equilibro técnico que habla de un director en su plena madurez con mucho que decir y que maneja con pericia los recursos del cine para poder decirlo. Ficha técnica País: República de Corea. Duración: 119 minutos. Año: 2009. Director y guión: Lee Jeong-beom. Reparto: Won Bin, Kim Sae-ron, Kim Tae-hoon y Kim Hee-won.