LA CUARTA PARED
Metamorfosis
¿Cómo sabemos si lo que somos hoy es lo que éramos en nuestros inicios? No creo que exista uno de nosotros que al mirar atrás no se lleve la sorpresa de que, en muchos aspectos, esa persona que solíamos ser es ahora un completo desconocido. En el relato La Metamorfosis, Kafka nos da entrada al día en que Gregorio Samsa, un joven vendedor cansado de su trabajo, pero en cuyos hombros descansa el bienestar de su familia, despierta solo para darse cuenta de que se ha convertido en un monstruoso insecto. La ansiedad empieza a abatirlo cuando observa que pronto se le hará tarde para trabajar y sus nuevas piernas prueban ser inútiles para levantarlo de la cama. Más tarde, luego de que su llamativa condición hace obvio la imposibilidad de cumplir con un empleo, sus familiares se ven obligados a mantenerse por sí mismos, mientras Gregorio yace en su habitación, viviendo del temeroso y limitado cuidado de los mismos. De ser el héroe y proveedor, pasa a ser el parásito del hogar. Pero, ¿Dónde empieza realmente su metamorfosis, cuando se convierte en insecto, o mucho antes, al decidirse a asumir absoluta responsabilidad sobre su hogar? A pesar de su buena disposición, Gregorio no puede negarse a sí mismo que detesta su diario vivir. El no tiene interés alguno por su labor, y aún encontrando finalmente una razón para liberarse, se limita a vivir encerrado, asumiendo su terrible forma, pues la culpa de no poder seguir cumpliendo con sus obligaciones es más pesada que su nueva coraza. Con el paso de la historia, vemos que su familia siempre estuvo en perfecta condición de trabajar. ¿Por qué entonces el peso caía sobre Gregorio? Porque así se lo hicieron entender. Porque desde niño sus posibilidades y pasiones fueron bloqueadas por todas las expectativas ajenas que al final lo convirtieron en una de esas personas “sensatas” que tanto se celebran. ¿Será que el mismo Samsa decidió transformarse en insecto para obtener una excusa valida con que renunciar a su compromiso? Siendo así, ¿Por qué no volvió a transformarse en humano? Quizás, subconscientemente, era mejor la tortura de ser monstruo que la de vivir bajo la tiranía humana. Kafka hace que nos preguntemos hasta que punto permitiríamos que las costumbres y juicios humanos arruinen nuestra esencia, y lo mejor sería que nos contestemos, no vaya a ser que un día, dándonos cuenta de que nos hemos convertido en insectos, nuestra mayor preocupación sea que estamos tarde para ir al trabajo.