Qué leer
Mujeres de vida alegre
??En su reciente visita al país, la escritora dominicana que reside en Denver, Ligia Minaya, trajo al país su más reciente producción bibliográfica, editada por “Ediciones de Cultura” uno de los canales editoriales del Ministerio de Cultura. “Mujeres de vida alegre”, un libro de cuentos que relata desde un prisma multicolor historias de mujeres tan desgarradoramente reales que es mejor, para tranquilidad de nuestra conciencia, pretender que son producto de una bien entramada ficción. ? En este libro Ligia Minaya logra poner en relieve verdades que las mujeres nunca se atreverían a contar, y que, por su parte, los hombres convienen mantener en secreto para asegurar la ventaja moral y social que estas realidades ocultan. Los personajes de “Mujeres de vida alegre” son mujeres fuertes, unas libres, otras esclavas de sí mismas, y al tiempo prisioneras de un modelo social que ellas mismas contribuyen a crear y fortalecer; pero la fuerza del libro radica, además, en el peso que da el contexto a cada una de las tramas argumentales. Este marco ambiental, por decirlo así, no solo justifica muchos de los comportamientos de los protagonistas, sino que hace que, desde la esfera del lector, se comprendan y asuman las actuaciones de los que intervienen en la trama, como las pertinentes, las adecuadas y las necesarias en el momento justo.?? El tiempo es un aspecto importante en este texto, porque, si bien el contexto que supone temporalidad es trascendental es estas historias, no es tan fácil determinar el punto histórico exacto donde estos personajes hacen de las suyas. Una buena pista podría ser el hecho que muchos de los cuentos están titulados con nombres y fragmentos de boleros famosos (“El último bolero que bailé contigo”, “Sin ti, qué me puede ya importar”, “Te amaré toda la vida”, etc…). Pero tampoco es una clave segura, puesto que lo único que revela es el buen ojo de la autora para el maridaje cuento-canción. En fin, estos relatos, en el ámbito temporal, son de carácter universal, pues bien se pudieron dar hace 20, 30 años, o simplemente en cualquier instante de esta realidad contemporánea. ? Una reflexión que deja caer en el lector este libro es lo poco que han cambiado hombres y mujeres en cuanto al amor. El carácter atemporal de estas narraciones es lo que advierte que hoy se sufren y ven comportamientos que distan muy poco de los que vieron y sufrieron nuestros abuelos; han cambiado las herramientas para vivir el romance, pero no han cambiado los preceptos que mueven a la realización material y espiritual del idilio.