LITERATUR
Un escritor llamado Mario Guevara Paredes
DESDE LA CIUDAD DE CUSCO FUNDÓ Y MANTIENE DESDE HACE 16 AÑOS LA REVISTA “SIETECULEBRAS”
En 1989, la revista arqueológica “Origen” publico el cuento “Cazador de gringas”, de Mario Guevara Paredes (1956), pieza literaria que trajo a la literatura peruana un personaje singular: “el brichero”, que trasformó al simple aprovechador de turistas en una figura fundamental de la cultura andina. Su pieza literaria llamó la atención, y la crítica comenzó a marcar Guevara como algo más que una promesa. Sobre este peculiar personaje, el autor confesó al escritor Ricardo Virhuez Villafane, en una entrevista reciente publicada en la “Revista peruana de literatura”: “El contexto de 1989, año que publiqué “Cazador de gringas” (...) estaba marcado por la violencia política y la crisis económica. Había mucha afluencia del turismo internacional. El brichero, en esa época, era más auténtico, reivindicaba la cultura andina y sus costumbres. Ahora, por la avalancha turística el brichero se ha desmistificado, solo le interesa sacar el mayor provecho económico del turista, lo cual se evidencia más en las bricheras”. Los méritos de “Cazador de gringas” se reflejan en sus constantes reediciones. La segunda reimpresión de la cuarta edición del libro lleva el sello de la editoral San Marcos, de Lima, una de las más prestigiosas de América. El cuento se ha traducido al inglés, italiano, hebreo y alemán. Fue llevado al cine en una coproducción sueca-peruana. Además, esta pieza le dio título a un libro de relatos que su autor publicó en 1995. Antes, Guevara firmó los libros “El desaparecido” (1988) y “Fuego del sur: tres narradores cusqueños” (1990), y sus cuentos eran incluidos también en diferentes antologías nacionales. El pasado año, “Cazador de gringas” cumplió veinte años de su primera tirada y su autor es hoy una referencia cultural de primera mano en la culturia peruana contemporánea. El autorMario Guevara ya no es un simple escritor cusqueño con méritos propios que lo ubican en un sitial representativo de la cultura peruana de hoy. Se ha convertido en un gestor cultural y en un modelo de activista cultural que mucha falta le hacía a las letras de su país. Su obra literaria y su vida de promotor han transcurrido en la ciudad de Cusco, como Quijote convencido de que el gran talento literario no es solo propiedad exclusiva de la capital. Desde su patria chica, Mario Guevara, además, ha mantenido durante 19 años la revista cultural “Sieteculebras”, un proyecto ejemplar que ha crecido hasta convertirse un punto de referencia de la cultura andina. Él ha sido alma y corazón de esta publicación por la que han desfilado diversas generaciones de escritores y artistas locales, internacionales y de todo el Perú, sin privilegiar a nadie por razones de amistad o por sus “favores” al editor porque, además, Mario Guevara es uno de esos profesionales de la cultura que se ha caracterizado por alejarse de las esferas que cultivan “privilegios” y que crean “capillas” sagradas para escritores por el solo mérito de una relación personal o de poder. Para publicar en “Sieteculebras”, Mario Guevara no atiende otro privilegio que no sea la calidad de la obra y la importancia de las reflexiones intelectuales del pensamiento del colaborador de que se trate. Buscar financiamiento hasta debajo de la tierra, atender personalmente el control de la calidad, rastrear en las imprentas, sensibilizar a diseñadores y estar metido en el mismo centro de la vida cultural de la ciudad son algunos de los méritos de Mario Guevara que no se dicen públicamente y alos que tiene que dedicar gran parte de su vida para que “Sieteculebras” sea lo que es hoy. Méritos por los que no cobra un centavo. Mario Guevara se resiste a “vivir del cuento” porque tal vez, él mismo es su mejor historia. Esa historia que ha escrito con su mirada de cóndor que ha sabido rescatar y actualizar el alma del gran imperio Inca y, junto a su obra literaria, ponerlo en letras mayúsculas a lo largo y ancho de América.