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PREMIO ALFAGUARA DE NOVELA

Una entrevista a Andrés Neuman

EN LA NARRATIVA DE LOS PERSONAJES FEMENINOS, EL PREMIO ALFAGUARA 2009 CREE QUE LOS NARRADORES HOMBRES TIENEN UNA LAGUNA CULTURAL MUY GRAVE

Santo Domingo.- El veredicto del más reciente premio Alfaguara siempre es una noticia de gran interés cultural en Iberoamérica. Este año, el galardón recayó en el escritor de origen argentino Andrés Neuman, por su novela “El viajero del siglo”. De visita en el país, Neuman ha compartido con los lectores de su nuevo libro y, aunque se trata de una novela cuyo valor se expresa por sí sola, sus palabras para LISTÍN DIARIO no dejan de ser un valioso guiño para quienes se adentren en su denso mundo narrativo. ¿CÓMO TE ENTERASTE DE QUE HABÍAS GANADO EL PREMIO ALFAGUARA? El ganador no se entera del veredicto hasta el día en que se anuncia el premio. No sabía que era tan confidencial; supuse que el ganador se enteraría unos días antes, de manera que la noche anterior, estaba absolutamente convencido de que el ganador era otro y lo que estaba tratando de masticar el domingo antes del fallo era la derrota y me parecía lógico, porque lo lógico es perder, es lo más habitual en la vida. Ese domingo me fui a ver un partido de fútbol y sentí que cada gol que le metían al Real Madrid, me lo metían a mí. Ya cuando cayó la noche, tenía clarísimo que había perdido. Di un paseo y pensé qué iba a hacer con el manuscrito del libro. La mañana siguiente me levanté para saber quién había sido el cabrón que había ganado el Premio Alfaguara. Trataba de distraerme corrigiendo un poema, cuando suena el teléfono y preguntan por Constadle, el seudónimo con el que mandé la novela; creí que un amigo me estaba jugando una broma y casi mando al carajo al presidente del jurado. ¿QUÉ CONSECUENCIAS TE TRAE COMO PROFESIONAL RECIBIR ESTE GALARDÓN? Las consecuencias son: viajar mucho, lo que es una paradoja que me hace muy feliz, porque viajas por medio mundo contando lo que escribiste...lo cual te impide estar escribiendo. Por lo menos compenso un poco la sensación de que no escribo, cuando redacto en mi libreta de bolsillo todo aquello que veo y todo, lo más, que no veo, se llama “Cómo viajar sin ver”. Otra consecuencia del premio, para mí la más importante, es ver el libro en las librerías de diecinueve países, hacer lectores donde nunca antes había llegado. ¿CÓMO DEFINES “EL VIAJERO DEL SIGLO” Y CUÁL ES EL ELEMENTO QUE MÁS APRECIAS DE ESTA NOVELA? Es una novela bastante fronteriza. Aunque por un lado tiene un marco de referencia centroeuropeo, la maniobra de fundación de un territorio mítico en realidad procede de una tradición bastante latinoamericana; está Comala, Santa María, Macondo. Cuando Hans llega a este pueblo que da la sensación de estar recién desalojado, de que no hay nadie, es también una situación muy latinoamericana, se ve algo similar en Pedro Páramo, lo único que en esta novela esta situación ha sido aplicada a una geografía que ha sido casi virgen en nuestra literatura. Lo que más aprecio, por decirlo así, es haber convivido años con un personaje femenino que me enseñó mucho: Sophie, porque creo que los narradores hombres tenemos una laguna cultural muy grave que es la laguna narrativa de los personajes femeninos. UN PERSONAJE COMO HANS, QUE VIENE DE TODAS PARTES Y NO TIENE NINGUNA MOTIVACIÓN ESPECIAL POR EL SITIO HACIA DÓNDE VA, ¿CÓMO LO EXPLICAS? Creo que es un híbrido entre muy real y muy fantástico. El material del que está hecho se parece al del que está hecho la ciudad: un espacio fantástico, que a su vez esta radiografiado política, social e ideológicamente en un retrato muy sociológico. Hans, por un lado, con una personalidad e ideologías muy marcadas, pero que tiene un lado misterioso que no sabemos de dónde ni de cuándo viene. Es una metáfora del inmigrante perpetuo, el extranjero de los extranjeros. ES UNA NOVELA GUIADA POR LOS PERSONAJES. ¿HASTA DÓNDE TE DEJARON A TI ESCRIBIR LA NOVELA? La novela requirió de unos seis años de trabajo, de los cuales los dos primeros fueron solamente de preparación para hacer documentación; además de esa documentación era necesario definir el perfil de los personajes, fue como si hubiéramos ensayado durante dos años la película que íbamos a hacer; ese ensayo general de dos años hizo que cuando escribía la novela, los personajes se sabían tan bien su papel que empezaron a improvisar... hasta llegaban a contradecirme como director de la película. Por ejemplo, Hans terminó siendo mucho menos heroico y más egoísta y mentiroso de lo que yo creía, y Rudi, que iba a ser el villano que se interpone entre el amor de Hans y Sophie, empezó a ser un hombre muy digno, dispuesto a hacer muchos más sacrificios por ella. El profesor Mietter, en principio muy arrogante, terminó siendo más juicioso. Una que iba a ser un personaje muy secundario era Lisa, pero terminé dándole muchas más apariciones porque resultó ser una muchachita tan impulsiva y ansiosa que me enamoré de ella y empecé a entenderla muy bien, como si de pronto la pubertad de ella se conectara con la mía. LISA Y SOPHIE, ¿RIVALES? Exactamente, es que Lisa empieza a vivir la peor tragedia que puede reflejar el analfabetismo; aparte la tragedia de excluirte socialmente, que es la de no poder descifrar las cartas de amor de Hans y Sophie, Lisa comprende que es una excluida, más que por no poder ir a la escuela como puede ir su hermano porque es varón, por no poder leer las cartas de amor de Hans. Y al final, tiene una intervención, una venganza muy importante que cambia un poco el rumbo de la historia. LAS DISCUSIONES EN LA CASA DE LOS GOTTLIEB SON MUY INTELECTUALES. ¿CÓMO CONJUGAS AL CRÍTICO Y AL NARRADOR EN ESTOS ESPACIOS? Creo que la novela es una novela de personajes, es una novela sentimental y es también una novela de ideas. Me interesaba equilibrar esas tres vertientes. Mientras los personajes hablan de Kant o Goethe, Sophie y Hans siguen seduciéndose, Rudi sigue estando celoso... O sea, por debajo del discurso teórico se siguen ma n e j a n - do todos los sentimientos, y las emociones de los personajes siguen evolucionando mientras discuten. DE ESPACIOS, PERSONAJES, LECTORES Y TRADUCCIÓN Dos espacios de discusión: uno de élite y otro empírico. ¿Cuál es la razón de estos dos espacios tan parecidos y disímiles? No quería que las discusiones teóricas interrumpieran la acción, sino que la modulasen de otra manera. En la cueva, de alguna manera los personajes también filosofan, pero ya sin bibliografía, sin leer, más relajados, borrachos y sucios. Por ejemplo, lo que más impresiona a Hans del organillero es el nivel de sabiduría que alcanza sin abrir un libro. Tiene mucho esta novela sobre la extranjería, la interculturalidad. Se dan todos los viajeros: el organillero que solo ha viajado con su imaginación; Álvaro, que tuvo un lugar y lo perdió; Hans, que no pertenece a ningún lado; Sophie, que está en su lugar y quiere salir corriendo. Son todas las modalidades de viaje, las estáticas y las tradicionales. Los viajeros nómadas y los sedentarios, los que viajan con la imaginación y los que viajan con el cuerpo. Aquí están todos los tipos de extranjeros: los extranjeros nacionales. No hay peor extranjería que la del que odia su lugar y no puede salir. ¿Te identificas con algún personaje? Cuando Flaubert dijo: “Madame Bovary c’est moi”, muchos entendieron que el protagonista es un trasunto del autor. Lo que creo que quiso decir es que podía ser incluso una mujer más joven que él. Creo que la ficción de un narrador es ser todo los personajes a la vez y también ninguno. La novela en las que se nota que un personaje es el autor, en esas novelas, todos los personajes tienden a ser más tontos que el protagonista. Yo traté de repartir mi amor y mi odio entre todos ellos. La traducción, ¿un tema de amor? Sí. Creo que en la historia de amor entre Hans y Sophie hay una cuestión de fondo que es la relación entre el amor y la traducción, entre el deseo y la traducción. Ellos traducen juntos y se acuestan juntos. Cuanto más traducen, más se desean y cuanto más se desean mejor traducen. Esta historia nos hace pensar que para traducir un texto hay que amarlo, desearlo, poseerlo y convertirlo en otra criatura que es el texto traducido. El acto de traducción es un acto de amor y a la vez el amor es una traducción de las palabras de otros a las propias. ¿Qué pueden encontrar los lectores en tu novela? Creo que si hay lectores que aman la novela del siglo XIX, pero a la vez son concientes de que no se puede seguir escribiendo con el estilo del siglo XIX, a lo mejor les pueda interesar la forma muy contemporánea de reescribir esas grandes novelas que todos amamos del siglo XIX. El trabajo de esta novela fue bastante complejo: tardé casi seis años en terminarla; ponerle punto final fue un verdadero reto. Pasaron muchas vicisitudes para poder ponerle punto final, cuando lo logré, fue casi un milagro.

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