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Credibilidad. A pesar de los cambios políticos y las distintas situaciones sociales del país, el ‘decano de la prensa escrita’ se ha mantenido a flote, con la certeza de informar con vocación y entrega.

Intervenidos pero no silenciados

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Carmen GuzmánSanto Domingo, RD

El 01 de agosto de 1963, después de 21 años cerrado, empieza nuevamente a circular el periódico de los dominicanos. Bajo la dirección de don Rafael Herrera y con Carlos Alberto Ricart como presidente de la Editora, este medio iniciaba su tercera etapa como el órgano informativo más creíble y antiguo de la nación. Del 1963 al 1965 el país se vio envuelto en: elecciones libres ganadas por Juan Bosch, varios meses después, un golpe de Estado encabezado por los militares y un gobierno dirigido por un triunvirato. Más adelante, dos campamentos militares se sublevan, sumergiendo así a la República Dominicana en el inicio de una de las luchas más significativas del siglo XX: la Guerra de Abril del 1965. El 24 de abril inició oficialmente la guerra civil, esto después de muchas muertes, bombardeos, conversaciones para la paz, y varios editoriales donde Listín Diario exhortaba a buscar una solución pacífica a todo el acontecer político en el que se encontraba la sociedad, a raíz del golpe de Estado del 1963. Para el 28 de abril llegaron los marines estadounidenses a territorio nacional, y bajo las órdenes de la Organización de Estados Americanos (OEA), aprobaron la formación de una Fuerza Interamericana con el fin de restablecer el orden. Es así, como las fuerzas interventoras trazan una línea divisora en la capital reduciendo a la parte colonial en la llamada zona constitucionalista. El local del Listín estaba ubicado de ese lado territorial, el cual pronto quedó rodeado por las tropas extranjeras. Esto impidió el acceso del papel al periódico, lo que provocó que tuviera que cerrar desde el 29 de abril hasta el 02 de noviembre de 1965. En 1966 se celebraron nuevamente las elecciones resultando ganador Joaquín Balaguer y dando inicio a lo que se puede llamar los oscuros y trágicos doce años para la prensa dominicana, donde murieron muchos periodistas dispuestos a denunciar las atrozidades del Gobierno.

Intervenidos en pleno 2000 Iniciado el siglo XXI nuevos cambios empezaron a ocurrir, entre esos, para el 2002 el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) ganó por cuarta vez las elecciones nacionales con el candidato Hipólito Mejía. Lo que no se pensaría es que para el año 2000 se estaría hablando de censura o intervención en los medios de comunicación. El jueves 15 de mayo de 2003 a las 10:00 de la mañana ayudantes fiscales, acompañados de agentes de la Policía Nacional, ocuparon las instalaciones de la Editora Listín Diario, según datos registrados en la primera plana del viernes 16. Ese día marcó un hito en la historia de la prensa nacional, porque no solo ocupaban al Listín, sino que se intervenían otros medios: las televisoras Red Nacional de Noticias (RNN) y la cadena de radiodifusoras Radio Cadena Comercial (RCC), que contaba con alrededor de 70 emisoras. El director Miguel Franjul, indica que a su llegada al Listín la autoridad monetaria encargada de la intervención, entregó un documento de embargo de las instalaciones junto con una carta que lo destituía como director del decano de la prensa. “En su lugar nombraron a Frank Marino Hernández que era el director financiero, pero la discusión que se armó fue tan grande que Frank declinó y dijo que no aceptaba eso y como no tenían a nadie, se pusieron a buscar hasta que apareció Emilio Herasme Peña”, puntualiza Franjul. En protesta por esta ocupación renunciaron a sus cargos los directores de “Última Hora”, “El Expreso” y “El Financiero”. “Un año después, la Suprema Corte de Justicia dictaminó que se habían violado cinco artículos de la Constitución y ordenaba por sentencia que me repusieran como director del Listín”, concluye Franjul.

¿Y ahora qué hacemos? Doris Pantaleón, quien se encontraba laborando en este medio desde aquel entonces, manifiesta que fue un momento de mucha tensión e incertidumbre para todos sus colegas. “Era la primera vez que yo trabajaba en ese escenario. Recuerdo que salió el subdirector y el director, y de pronto el periódico se encontró sin cabeza, pues no había quien dirigiera. De la nada entraron gente nueva y eso fue atropellante. Los periodistas nos encontramos en un momento que nos quedamos, ¿Y ahora qué hacemos?”. En medio de aquella incertidumbre el deber y la entrega a la vocación hicieron que la jefa de redacción de entonces, Alicia Estévez, tomara el control del equipo y los calmara. En un comunicado que hiciera público al día siguiente (viernes 16) expresó: “Frente a este hecho que la justicia se encargará de calificar como legal o no, creemos que tenemos la responsabilidad de servir como escudo que cuida un patrimonio del pueblo dominicano, que por las circunstancias se encuentra en medio de un torbellino político y económico”. Este comunicado fue firmado por 43 redactores que estuvieron presentes en el momento en que se produjo la intervención y la posterior despido del director.

Opiniones en contra El viernes 16 y los días que siguieron, varias entidades alzaron su voz a través de escritos en los medios impresos. El Colegio Dominicano de Periodistas criticaba de manera tajante dicha ocupación, “estas acciones laceran la convivencia pacífica y la participación plural de los medios… porque no garantiza la objetividad periodística”. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) se manifestó a través de un comunicado: “en cualquier circunstancia que un medio de comunicación ve alterada la normalidad de su funcionamiento, los mayores perjuicios los sufre la sociedad, cuyo derecho a recibir informaciones es sagrado”.

Se cambiaba todo

El jefe de información, Thomás Aquino Méndez, era un buen amigo de Herasme, pero también de sus colegas quienes se encontraban inseguros si seguirían en sus puestos de trabajo, en ese momento él formó parte de los que fungieron de enlace entre el nuevo director y los redactores. Durante esos meses el periódico pasó a ser un medio donde se velaban por los intereses del gobierno, aunque sus directivos dijeran lo contrario. “En ese periodo se cambiaba todo, el periódico pasó a ser un periódico oficialista. Sí se publicaban algunas informaciones de manera general, pero oficialista. Uno redactaba algunas noticias, denuncias, reclamos, quejas de grupos populares y el director cambiaba todo: el título, el texto, hacia lo que él quería. Ese fue un periodo trágico para el periódico Listín Diario”, manifiesta Aquino.

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