¿QUIÉN EDUCA AL PUEBLO?
Navidad, época de reflexión y de unión
La Navidad es el tiempo en que Dios ha manifestado su mayor signo de amor por la humanidad, y este gesto de amor se manifiesta cada día con el diálogo y la oración para que reine en las familias, la unidad, y que el amor permanezca para siempre en cada hogar dominicano.
El Señor nos ha visitado: “Y es que la Palabra de Dios se hizo carne y acampó entre nosotros”, nos dice San Juan en su Evangelio 1, (1-18). Cristo es el Dios hecho Hombre, para hacernos iguales a Él, en todo, menos en el pecado. ¡Nos ha nacido el Mesías esperado!, pero no el que esperaban los judíos para que los rescataran del yugo del Imperio Romano, sino otro tipo de Salvador, el Cristo, el Señor: el Dios visible del Dios invisible. Vino el Señor a su pueblo, y aunque muchos no lo recibieron, a los que sí lo hicieron les da poder para ser Hijos de Dios. ¡Qué mayor privilegio que este!
El Señor nos ha visitado. Pero, qué pena que muchos no se den por aludidos. Al menos sus actuaciones dejan mucho que desear. Y somos nosotros los llamados a revelar el rostro de Dios al mundo. ¿Cómo ha sido nuestra revelación?
Su Santidad Benedicto XVI dijo en cierta ocasión en uno de sus mensajes de Navidad: “El gran pecado de los hombres es actuar de manera presuntuosa por sí solos, competir con Dios, intentar ocupar su puesto y decidir lo que es bueno y lo que es malo, ser dueño de la vida y de la muerte (como ahora, con lo del aborto)”.