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¿QUIÉN EDUCA AL PUEBLO?

“Yo te amo, Señor, Tú eres mi fortaleza…”

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Maruchi R. de ElmúdesiSanto Domingo, RD

Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. (Salmo 17)

Este domingo las lecturas son del amor de Dios a todas sus creaturas. El Evangelio según San Marcos trata de cuál es el mandamiento primero de todos.

“Hay cosas en la vida que son importantes, pero no urgentes, en el sentido de qué si no las haces, aparentemente no pasa nada; y viceversa: hay cosas que son urgentes, pero no importantes. Nuestro riesgo es sacrificar sistemáticamente las cosas importantes para correr detrás de las urgentes, frecuentemente del todo secundarias. ¿Cómo prevenimos este peligro? Una historia nos ayuda a entenderlo: “Un día, un anciano profesor fue llamado como experto para hablar sobre la planificación más eficaz del tiempo a los mandos superiores de algunas importantes empresas. Entonces decidió probar un experimento. De pie, frente al grupo listo para tomar apuntes, sacó de debajo de la mesa un gran vaso de cristal vacío. A la vez tomó también una docena de grandes piedras, del tamaño de pelotas de tenis, que colocó con delicadeza, una por una, en el vaso hasta llenarlo. Cuando ya no se podía meter más, preguntó a los alumnos: “¿Les parece que el vaso está lleno?” Todos respondieron: “¡Sí!”.

Esperó un instante e insistió: “¿Están seguros?” Se inclinó de nuevo y sacó de debajo de la mesa una caja llena de gravillas que echó con precisión encima de las grandes piedras, moviendo levemente el vaso para que se colara entre ellas hasta el fondo. “¿Está lleno esta vez el vaso?”, preguntó: Más prudentes, los alumnos comenzaron a comprender y respondieron: “Tal vez aún no”. “¡Bien!” contestó el anciano profesor. Se inclinó de nuevo y sacó esta vez un saquito de arena que, con cuidado, echó en el vaso. La arena rellenó todos los espacios que había entre las piedras y las gravillas. Así que dijo de nuevo: “¿Está lleno ahora el vaso?”. Y todos, sin dudar, respondió el anciano, y, tal como esperaban tomó la jarra que estaba en la mesa y echó agua en el vaso hasta el borde.

En ese momento, alzó la vista hacia el auditorio y preguntó: “¿Cuál es la gran verdad que nos muestra ese experimento?” El más audaz, pensando en el tema del curso “la planificación del tiempo”, respondió: “demuestra que también cuando nuestra agenda está completamente llena, con un poco de buena voluntad, siempre se puede añadir algún compromiso más, alguna otra cosa por hacer”. El profesor respondió: “No. No es eso. Lo que el experimento demuestra es otra cosa: Si no se introducen primero las piedras grandes en el vaso, jamás se conseguirá que quepan después.”

Tras un instante de silencio, todos se percataron de la evidencia de la afirmación. Así que prosiguió: “¿Cuáles son las piedras grandes, las prioridades, en tu vida? ¿La salud? ¿La familia? ¿Los amigos? ¿Defender una causa? ¿Llevar a cabo algo que te importe mucho? Lo importante es meter estas piedras grandes en el primer lugar en tu agenda.

Si se da prioridad a cientos de otras cosas pequeñas (gravilla, la arena), se llenará la vida de trivialidades y nunca se hallará tiempo para dedicarse a lo verdaderamente importante. Así que no olvides plantearte frecuentemente la pregunta: “¿Cuáles son las piedras grandes en mi vida?”, Y situarlas en el primer lugar de tu agenda”.

Y para mí, sería en ¿qué lugar pongo a Dios y al prójimo en mi agenda?

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