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SENDEROS

Las rosas con espinas en el suelo del mundo

Yo soy el camino, la verdad, el hermano, y el más íntimo y fiel amigo. iStock

Yo soy el camino, la verdad, el hermano, y el más íntimo y fiel amigo. iStock

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Lesbia Gómez SueroSanto Domingo, RD

El cactus frondoso enhiesto en ríspidas espinas, el inmaculado loto, que emerge del fango, las austeras dunas del desierto, y el mágico oasis, que mitiga la ardiente sed del peregrino, que se pierde en el desierto de las pasiones. Así es la naturaleza, tiene un lenguaje, una explícita pedagogía con que nos da una verdadera enseñanza con las que nos habla el creador.

Nos dijo Jesús como una exhortación “el camino de la salvación como realización del ser, está plagado de abrojos, de espinas. Es angosto, es difícil, porque el que lleva a la perdición, tiene la holgura del deseo en las pasiones”, con dinero, placer lúdico y por la fama. Pero, aduce como el verdadero oasis para el alma sedienta del conocimiento y del amor a Dios, “permaneced confiados conmigo. Yo soy el camino, la verdad, el hermano, y el más íntimo y fiel amigo”.

No obstante a ello, habremos de transitar este difícil camino, para lograr la meta de la autorrealización, trascendiendo todo lo hostil de la naturaleza física, y dimensionándolo a los aspectos divinos, la gran panacea y gozo del alma realizada en Dios y su naturaleza divina. ¡Nadie sube al cielo, sin antes haber pisado el suelo del mundo!

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