Superando los propios límites de la improductividad

La mediocridad convierte a las personas en seres que viven por inercia, son altamente improductivas y están siempre quejándose de la conspiración que supone vivir en la modernidad; al ser víctimas eternas, la queja es el medio de expresar su inconformidad, y la usan de forma refleja para evadir la responsabilidad de su existencia. Superarla es un trabajo a realizar por la propia persona, que debe negarse mentalmente a aceptarla como un dogma, pues solo cuando alguien se compromete consigo mismo, a ofrecer siempre lo mejor en todo, se convierte en un ejemplo viviente de la contracultura que supone la mediocridad.

Los mediocres evitan el esfuerzo, el sacrificio, el trabajo con calidad y finalmente les cuesta aceptar los errores cometidos, así que para salir de este ámbito de esfera se necesita trabajar intensamente y siempre con seriedad. Tener presente que somos el ejemplo de nuestros hijos, hermanos, familia y conocidos, y si nos rebelamos a la cultura de la mediocridad es posible que los que nos siguen también logren superarla.