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¿QUIÉN EDUCA AL PUEBLO?

El dios de la paz estara con ustedes

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María Teresa R. ElmúdesiSanto Domingo

La carta de San Pa­blo a los Filipen­ses es preciosa y debemos tener­la en cuenta en nuestra vida de cristianos. El nos propone que, en toda ocasión, en la oración y sú­plica con acción de gracias, las peticiones sean presenta­das a Dios. “Y la paz de Dios que sobrepasa todo juicio, custodiará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Finalmente, herma­nos, todo lo que es verdade­ro, noble, justo, puro, ama­ble, laudable, todo lo que es virtud o mérito, ténganlo en cuenta. Y lo que apren­dieron, recibieron, oyeron, vieron en Mí, pónganlo por obra. Y el Dios de la Paz esta­rá con ustedes.”

Si fuéramos como nos di­ce Pablo, el mundo sería bien diferente. La relación entre los hermanos sería di­ferente, y sería la paz.

Y qué decir del Evange­lio. Jesús se extraña de la fe tan grande de esa mujer ca­nanea, que ni siquiera era ju­día, que insiste e insiste para que El Señor sane a su hija. Las respuestas del Señor pa­recen duras: “Solo me han enviado a las ovejas desca­rriadas de Israel”, sin embar­go, ante tanta insistencia el cede y cura a la hija.

Así debemos de ser los cristianos. Nunca ceder nuestra oración ante nues­tras peticiones. Seguir insis­tiendo. Que el Señor sabe cuándo nos conviene que El nos los conceda. A veces no sabemos lo que pedimos. Y si de verdad, nos conviene.

En el Salmo el hombre grita “Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó, y que tú hiciste vigorosa.

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