¿QUIÉN EDUCA AL PUEBLO?
“En la vida y en la muerte somos del señor”
EEstamos celebrando el XXIV domingo del Tiempo Ordinario. En la Primera Lectura tomada del Libro del Eclesiástico El Señor nos invita a perdonar la ofensa que hagamos al próximo y se nos perdonarán los pecados cuando lo pidamos. “¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados? Si él, que es carne, conserva la ira, ¿quién expiará por sus pecados? Piensa en tu fin, y cesa en tu enojo, en la muerte y corrupción, y guarda los mandamientos.” Pero, el Salmo es todavía más misericordioso: “El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia”. Es un Salmo precioso y yo lo recito continuamente pidiendo al Señor que me bendiga ahora y siempre, y me ayude a perdonar: “El perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; El rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. No está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas.” El así aleja de nosotros nuestros delitos. Es un Salmo precioso para aprenderlo de memoria.
Pero San Pablo en su maravillosa carta a los Romanos nos dice: “Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para eso murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos.