Dos minutos: ¿Acaso sabes dónde está Él hoy?
El caso de Inés: “Estaba teniendo terribles problemas familiares, los cuales me tenían sumamente angustiada. Alguien me recomendó pedir ayuda a un sacerdote a quien no conocía. La intervención de ese sacerdote fue mi salvación. Nunca había conocido a alguien tan bondadoso y tan sabio”.
El caso de Antonio: “Me encontraba solo en una capilla, cuando tuve la fuerte sensación de que había alguien más allí. Fue algo extraño, realmente, porque después de unos minutos, por fin descubrí dónde estaba esa persona: estaba en esa cajita que llaman sagrario. Desde entonces, cada vez que veo un sagrario, sé que desde allí Alguien está mirándome alegre porque yo llegué”.
El caso de una dama: “Me sentí menospreciada, incomprendida, y hasta insultada. Y entonces hice algo inusitado en mí. En vez de reclamar mis derechos, callé. Yo misma noté que a esa persona le daba una mirada llena de comprensión y afecto. Tan extraña debió ser esa mirada que esa misma noche me llamó para pedirme excusas. Lo que hice fue algo realmente extraordinario en mí”.
Pasemos ahora al evangelio (Mateo 16,13-20). En él aparece Pedro descubriendo al Señor. En aquellos días el Señor estaba escondido bajo las apariencias de un hombre pobre hijo de un carpintero. Era a ese a quien Pedro había visto hasta ese día.
El evangelio narra el momento en que Pedro descubrió que ese hombre era el Mesías, el Hijo de Dios... el Señor.
Él estaba vivo entre los hombres en la época de Pedro, y hoy también. En aquel entonces muchos lo veían y no lo descubrían, y hoy también. ¿Lo ha descubierto usted en algún sitio... en alguna persona...?
La pregunta de hoy
¿Dónde estará oculto el Señor hoy? ¿Dónde podremos descubrirlo usted y yo?
Creo que Inés y Antonio nos han dado pistas: en los entregados como el sacerdote, y en el sagrario.
Y la dama del tercer relato lo descubrió en el lugar donde menos lo buscan: dentro de sí mismas, porque la reacción de mirar un ofensor con amor sólo puede provenir de la presencia interior del Señor.
Él mismo auguró que está en los necesitados y en los pequeños “cualquier cosa que hagan por un pequeño y necesitado lo hicieron conmigo”. (Mateo 25, 40)
La revelación que Dios le hizo a Pedro es algo que está deseando hacer con usted y con todos. Él sabe cuánto necesitamos ese amigo íntimo, y nos está ofreciendo a su Hijo querido, para que podamos conversar con Él durante todo el día, todos los días.
“Yo estoy con ustedes todos los días, hasta que se termine este mundo”.
(Mateo 28,20)
Nota: La persona quien Dios ayude a entender esto estará alerta, en continua actitud de búsqueda, y nunca más estará sola