Dos minutos
Las muertes aparentes
Fui a la funeraria, me paré frente al ataúd de mi querida amiga Chea, y cometí una estupidez, pues pensé que estaba muerta, y que en adelante sólo viviría en mi memoria. Para una persona que ha creído en Cristo, esta es una estupidez.
En medio de mi tristeza por perderla recordé que ella sólo había terminado esta pequeña etapa de su vida, y que su cuerpo sólo estaba descansando, después de haber dado tanta alegría y cariño a los demás, hasta que un venturoso día despertará y nos volveremos todos a encontrar y a reír con ella por siempre.
Esto es lo que Jesucristo, en quien creemos, nos ha asegurado de palabra y de obra, él fue el primero que resucitó al tercer día, y pasó cuarenta días apareciéndose a María Magdalena, a Pedro y a Juan, a todos los apóstoles, y una ocasión a más de quinientas personas juntas.
Nosotros los seres humanos tenemos un grito interior: no nos queremos morir, NECESITAMOS una vida que no esté amenazada por la muerte.
Pues ¡ya la tenemos!!!
“Fe en la resurrección de Jesús asegura que hay un futuro para cada ser humano… ¡Dios existe! Este es el mensaje real de la Pascua. Papa Benedicto XVI
En realidad, gracias a nuestra fe en Jesús, ya hemos resucitado.
“Hermanos; ya que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspiren los bienes de arriba, no a los de la tierra… porque su vida está con Cristo, escondida en Dios”. (San Pablo a los Colosenses 3, 1-4)
En efecto, la próxima vez que usted vaya a una funeraria y contemple el cuerpo de un ser querido, recuerde que él o ella, solo está descansando, porque su vida “está escondida en Dios” y algún día, no muy lejano volveremos a gozar de una felicidad indescriptible que no terminará nunca. Esta es la gran noticia que nos ha traído Jesús el Hijo de Dios en quien creemos y confiamos plenamente.
LA PREGUNTA DE HOY
¿Cómo hay que fajarse para lograr ganarme esta vida eterna?
Usted no tiene que “fajarse a lograr” nada, puesto que esta vida eterna es un regalo que nos hace Dios por los méritos de Jesucristo, su hijo amado. La fe en Él es lo que nos salva, y cuando uno cree en una persona, se lleva de lo que dice: Lógico, ¿no? Cristiano es quien entrega su voluntad a Cristo y en todo le pregunta: “¿Qué Tú quieres que haga…?