Bendita distancia social que nos hace crecer

Nos ayuda a mirar mejor in­ternamente. Cada uno evi­dencia su calidad humana en las emergencias, aho­ra se exhiben todos los ras­gos de la personalidad. Co­mo un rayo, nos cambia radicalmente la vida, Un aparente caos del cual po­dríamos salir fortalecidos y renovados. En momentos de vulnerabilidad, muchos se guarecen bajo el manto de la fe, otros reniegan, de todas formas, es una opor­tunidad de crecimiento que nos invita a descubrir el lu­gar que nos corresponde o elegimos propósito de vida.

Cuando sobrepasemos esto, algunos, como río des­viado, se impondrá su natu­raleza y posiblemente vuel­van a su posición anterior: indolencia, vida superflua, alejamiento de la fuente que proveyó su fortaleza. Otros, ya despiertos, se da­rán cuenta que ya no será lo mismo. Potencializarán sus dones y buscarán supe­rar sus sombras. Trabajará por lo que urge: una educa­ción inclusiva, más equidad y dignidad para todos.