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¿QUIÉN ESTÁ EDUCANDO AL PUEBLO?

“No hay árbol sano que dé fruto malo”

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MARUCHI R. DE ELMÚDESISanto Domingo

En el Evangelio de hoy contemplamos una lectura sumamente edificante. Vemos claramente como es importante que estemos pendientes continuamente de nuestras actuaciones, en la vida y frente a los demás. Muchas veces no entendemos por qué nos suceden cosas que no comprendemos, y es que somos incapaces, de mirar para atrás, y ver cuáles han sido nuestras acciones, en qué nos hemos equivocado. Nos dice el señor hoy: “¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en su ojo y no reparas en la viga que tienes en el tuyo? Cada árbol se conoce por sus frutos: no se sacan higos de las zarzas, ni se cosecha uva de los espinos! El hombre bueno, de la bondad que almacena en su corazón saca el bien, y el malvado, de la maldad saca al mal; porque lo que rebosa del corazón lo habla la boca.”

Somos lo que somos, no podemos aparentar otra cosa que no sea lo que somos en sí.

A la larga o a la corta se nos caerá la careta. Es muy difícil vivir siempre aparentando lo que no somos, para quedar bien ante los demás. Tendríamos que ser artistas de teatro, y a veces a pesar de eso, los otros se dan cuenta al final de que no somos lo que aparentamos.

El Libro del Eclesiástico nos dice hoy que: “El horno prueba la vasija del alfarero, el hombre se prueba en su razonar; el cultivo de un árbol se muestra en el fruto, la mentalidad de un hombre en su palabra; no alabes a nadie, antes de que razone, porque esa es la prueba del hombre. Si busca la sinceridad, la alcanzarás y te la vestirás como traje de gala. Cada pájaro anida con los de su especie, la verdad regresa al que es veraz.” Y qué decir del Salmo 91: “El honrado florecerá como palmera, se alzará como cedro del Líbano plantado en la casa del Señor, florecerá en los atrios de nuestro Dios, en la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso, proclamando que el Señor es recto que en mi roca no existe la maldad”. Y es que como cristianos, debemos ser una persona que hace siempre el bien, no importa lo que nos hagan o como nos lo hagan. Y así se sabrá que somos testigos de Cristo, que pasó por la vida haciendo el bien. Y eso es lo que debemos hacer también nosotros, si queremos ser testigos del Mesías, el Señor. Recordemos que siempre se ha dicho que el que tiene un amigo, tiene un tesoro. Gracias Señor, por los amigos que me has permitido tener, y que siempre me han demostrado un amor desinteresado.

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